Revistadela Academia

Revista de la Academia es la revista del Instituto de Humanidades de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Recoge resultados originales de investigación y de crítica en el ámbito de las distintasdisciplinasyorientacionesdelafilosofía,lascienciassocialesylas humanidades.

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Revista de la Academia/ISSN 0719-6318/Volumen 31/Otoño 2021

Universidad Academia de Humanismo Cristiano

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Director

José Fernando García

Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Chile

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Dossier

LA MARCA DEL EDITOR: APRECIACIONES DESDE C HILE

P RESENTACIÓN

LA MARCA DEL EDITOR: APRECIACIONES DESDE C HILE

Pablo Lacroix (editor) 1


Roberto Calasso en La marca del editor (2014) expresa que el éxito de la editorial Adelphi, sello italiano en que trabaja desde su fundación, en 1962, inició cuando “cierto número de lectores descubrió, libro tras libro, que esa constelación se estaba dibujando, sin distinción de géneros, en el interior de una misma colección” (p. 29). Dicho fenómeno se acentúa cuando el autor recuerda el desafío gigantesco

que significó ingresar esa colección en el campo intelectual italiano, colección compuesta, en su mayoría , por obras extranjeras, y sobre todo considerando que en la época ciertos autores y géneros eran condenados o socialmente rechazados. Ejemplo de ello, indica Calasso, fue la presencia de obras relacionadas al género fantástico.

Cuando Roberto Bazlen invitó a Calasso para fundar Adelphi Edizioni le propuso un desafío extraordinario: conformar un catálogo basado en libros únicos, es decir, libros con difícil entrada, totalmente particulares entre sí, o como sostiene Calasso (2014), “libros que habían corrido un alto riesgo de no llegar a ser nunca tales” (p. 15). Actualmente el éxito de la colección Biblioteca Adelphi la transforma en un clásico para la sociedad italiana y un ejemplo para la editorialidad actual, y el trabajo de Calasso, que define la labor editorial como un género literario, evidencia que los editores son agentes activos, personajes que también escriben, pero publicando los libros de otros, y por medio de esa escritura construyen su verdadera biografía: la producción de un catálogo .

El título propuesto para este dossier: La marca del editor: aproximaciones a la industria del libro y el campo editorial, que constituye el volumen 31 de la Revista de la Academia, actúa como código intertextual y homenaje a las memorias Roberto Calasso. En dicha publicación el autor propone una visión

1 Chileno, Universidad Academia de Humanismo Cristiano y Universidad Alberto Hurtado. E- mail: pablo.lacroix@uacademia.cl

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Revista de la Academia/ISSN/0719-6318 Presentación

Número 31/Otoño 2021

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que interesa desarrollar en este número: la mirada reflexiva que expresa sobre la industria del libro y el recorrido memorial sobre el oficio. La obra de Calasso es un cuaderno de campo, crítico y profundamente experiencial, que se ve reflejado en los artículos presentes. El editor o editora, como un sujeto inserto en la industria, y que por medio de un catálogo se transforma en agente de valor en la campo sociocultural, promotor y gestor en la producción material y simbólica de las ideas, es el tópico que interesa en este dossier. Vale decir, el editor como sujeto histórico y gestor de la cultura letrada.

El presente número aborda el ámbito de la industria del libro y el campo editorial considerando coordenadas y transformaciones, tanto históricas como actuales. Se sitúa desde la presencia de artículos que promueven la reflexión, detallada y actualizada, del campo industrial en Chile, y se particulariza por evaluar al libro como medio de difusión de las ideas y de la cultura, que juega un rol fundamental en el desarrollo humano, y contribuye de este modo a su bienestar. Por su parte, la labor editorial constituye el nexo entre quienes comunican ideas, los escritores, y quienes las reciben, formando parte de un ecosistema orgánico y retroalimentador.

De acuerdo con los propósitos y lineamientos presentados en el párrafo anterior, el volumen Otoño 2021 de la Revista de la Academia entrega al lector una mirada crítica sobre el rol del editor(a) y los procesos histórico-editoriales en Chile. Desarrolla un tratamiento de los temas por medio de herramientas investigativas y analíticas que ofrecen los campos de la Historia, las Ciencias Sociales y los Estudios Culturales. El número se compone de cinco artículos y un comentario final, a modo de opinión, expresado por una editora del medio nacional. El criterio de orden se basa en el mapa histórico que articulan las publicaciones, iniciando por aquellos que inician su investigación en el siglo XIX, culminando con aquellos que reflexionan sobre la actualidad editorial.

El artículo que inicia el Dossier, titulado Los neógrafos chilenos en Valparaíso: dispositivos y continuidades, escrito por Ernesto Guajardo, ofrece una visión detallada sobre el surgimiento y desarrollo de los neógrafos en el campo nacional durante el siglo XIX y XX. En el documento se aborda la presencia del neógrafo desde su labor editorial y los procesos de comercialización y difusión de publicaciones, con el propósito de difundir la idea de intelectualidad y sociedad ilustrada en la época. El segundo artículo, titulado Continuo runrunear de folletos, conferencias y diversos medios de propaganda revolucionaria. Breviario sobre las políticas de edición anarquista en Chile (1900-1938), escrito por Francisco Peña ,

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Pablo Lacroix

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tiene por objetivo analizar las políticas de la edición anarquista en Chile durante el primer tercio del siglo XX, abordando el desarrollo del pensamiento, político y estético, de los ácratas locales como un acto propagandístico caracterizado por el uso del folleto como medio y canal de comunicación, fenómeno que en palabras del autor, fue una herramienta imprescindible para la revolución social.

El siguiente artículo, titulado Herramienta del pueblo: El libro en la Unidad Popular, escrito por Patricio A. Bascuñán, se refiere al libro como herramienta tecnológica y su relevancia en la época, enfocándose en las colecciones populares y los libros de bolsillo que circularon durante el periodo. El trabajo present a una exposición visual y reflexiva sobre estas colecciones, iniciando con caracterizar el campo cultural durante la Unidad Popular, para luego analizar las estrategias y prácticas editoriales empleadas en la conformación de nuevos lectores, y por último presentar un estudio visual de las portadas producidas en la época. El cuarto artículo, titulado Editoriales independientes en Chile: Acercamientos hacia una posible definición, escrito por Pablo Lacroix, acerca a los lectores hacia la edición literaria en el Chile actual. El documento ofrece un campo de reflexión en torno a los significados involucrados en la acción simbólica, económica y sociocultural de los sellos independientes en la industria del país. Analiza la presencia de estos sellos desde una mirada crítica e histórica, considerando su impacto en el medio cultural, la reflexión en torno a su acción editorial como agentes independientes y su presencia y valor en el mercado, con el propósito de formular una definición que sostenga las particularidades, individuales y colectivas, que l os caracteriza.

El quinto artículo, titulado La amistad comercial como experiencia societaria: evidencias desde Chile , escrito por Nicolás Gómez, Tania Encina, Rocío Mieres y Camilo Lazo, describe la amistad comercial que se desarrolla en los procesos productivos en la edición independiente. La dimensión es analizada en base a nueve entrevistas realizadas a integrantes de la organización Cooperativa de trabajo Agrupación de editores de la Furia, cuyos resultados se presentan a través de siete arquetipos que son el resultado del análisis estructural del contenido. Cada arquetipo corresponde a una dimensión de la amistad comercial en tanto estructura de orientación objetiva en el mundo de la vida económica, como representaciones de la amistad comercial en la producción de bienes simbólicos, y como criterios de la participación democrática. Para finalizar, se agrega un último artículo, acaso ensayo y opinión, titulado Edición, comunidad, ciudadanía: consideraciones de una ediautora en provincias de México y Chile, escrito por la Directora de Ediciones Moneda, Carmen Violeta Avendaño, quien sostiene que el conflicto entre la

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noción de editoriales independientes, como aquellas que sostienen la bibliodiversidad, y que las convierte por lo tanto en una forma de resistencia cívico-comunitaria, se tensa al enfrentarse a la idea global del concepto bibliodiversidad, proceso que se inserta en una diversidad sofocada por un colonialismo en erosión .

Se espera con este número contribuir al ecosistema del libro en Chile, desde una mirada crítica y reflexiva , sobre los procesos industriales, materiales y simbólicos que inciden en el rol del editor o editora como agente cultural y promotor de desarrollo material de las ideas. La labor editorial transforma las propuestas discursivas y autorales en un soporte tecnológico de incidencia social, histórica, identitaria y cultural, pero también en un objeto de bienestar. Se espera también que los presentes artículos aporten al campo reflexivo e investigativo de la industria editorial en Chile, fenómeno que constantemente está en auge y exploración. Es así como, y en relación con lo que sostiene el editor Roberto Calasso (2014), se espera que este Dossier sea un aporte que entregue al lector un grupo de fuentes que actúen como “una tribu dispersa de personas a la búsqueda de algo que sea literatura, sin calificativos, que sea pensamiento, que sea investigación (también estos sin calificativos), que sea oro y no latón” (p. 1

Referencias bibliográficas

Calasso, R. (2014). La marca del editor, Barcelona, Anagrama.

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Número 31/Otoño 2021pp.8-28 Recibido el 27/02/2021 Aceptado el 11/04/2021 _____________________________________________

LOS NEÓGRAFOS CHILENOS EN VALPARAÍSO: DISPOSITIVOS Y CONTINUIDADES Ernesto Guajardo 1

Resumen /Abstract

El presente artículo versa sobre el surgimiento y desarrollo de los neógrafos y su irrupción en el campo cultural (Bourdieu, 1997) chileno desde finales del siglo XIX y durante el siglo XX. En este contexto se analizan los dispositivos socioculturales y simbólicos a través de los cuales los neógrafos buscaron irradiar sus ideas en la intelectualidad y sociedad ilustrada, mediante el estudio de su labor editorial, sus procesos de comercialización, y los esfuerzos sostenidos en el ámbito de la discusión teórica. Todo esto, con el fin de evidenciar los usos que los neógrafos chilenos dieron a distintos elementos de la industria del libro en Chile, buscando reivindicar y articular un espacio crítico en el centro de una cultura letrada (Chartier, 1994) específica e impuesta desde Europa. La investigación se centra, entonces, en la producc ión, comercialización y difusión de publicaciones que buscaban sostener las ideas centrales de la ortografía racional.

Palabras clave: neógrafos, ortografía rrazional, librerías, imprentas, Valpar aíso

CHILEAN NEOGRAPHERS IN VALPARAÍSO: DEVICES AND CONTINUITIES

This article deals with the emergence and development of neographers and their irruption in the Chilean cultural field (Bourdieu, 1997) from the end of the 19th century and during the 20th century. In this context, the sociocultural and symbolic devices through which neographers sought to radiate their ideas in the intelligentsia and enlightened society are analyzed, through the study of their editorial work, their commercialization processes, and sustained efforts in the field of literature and theoretical discussion. All this, in order to demonstrate the uses that Chilean neographers gave to different elements of the book industry in Chile, seeking to claim and articulate a critical space in the center of a specific literate culture (Chartier, 1994) imposed from Europe. The research focuses, then, on the production, marketing and dissemination of publications that sought to support the central ideas of rational spelling.

Keywords: neographers, rrazional, spelling, bookstores, prints, Valparaíso

1Chileno. E-mail: neto.guajardo@gmail.com

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Los neógrafos chilenos en Valparaíso

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La producción editorial de los neógrafos chilenos

Si bien el “Abiso á los qomerciantes”, publicado el 13 de marzo de 1892 en Valparaíso por Karlos Kabezón, suele ser mencionado como el momento emblemático de la irrupción de los neógrafos en la arena de la disputa lingüística

en nuestro país, la producción de publicaciones que expresaban los preceptos de la ortografía rrazional se había iniciado en el año 1887, con la edición de algunos trabajos de Arturo E. Salazar y Karlos Newman. A ellos se unirá la divulgación de obras de Alberto Liptay y Manuel A. Délano. Esta actividad editorial no se detendrá sino hasta 1919, al menos en lo que dice relación a este primer núcleo de neógrafos chilenos. Poco más de treinta años de realización de publicaciones que nos dejaron un total aproximado de 51 títulos, al menos según lo que hemos logrado indagar hasta ahora.

Esta cuantificación la hemos obtenido a partir de la revisión de los registros existentes en la Biblioteca Nacional, así como en la propia información que entregan las publicaciones realizadas por estos neógrafos, como ocurre en el libro La ortografía rrazional, de Karlos Kabezón, en el cual se incluye un acápite titulado “Libros, folletos i artíkulos impresos en Chile kon ortografía rrazional”, el cual nos permite tener una adecuada visión de conjunto del esfuerzo editorial de los neógrafos chilenos. Del mismo modo, y de manera complementaria a esta fuente, es interesante consultar Neógrafos kontemporáneos: tentatiba bibliográfika (Kongreso Zientífiko Chileno de 1894), del mismo autor, el que permite apreciar las publicaciones realizadas en el extranjero, que resultaban de interés para estos neógrafos.

TABLA N° 1

PUBLICACIONES DE NEÓGRAFOS CHILENOS (1892- 1919)

Autor Título Ciudad Editorial Año Páginas

Manuel Parreño El sábado de la Archicofradia: Devozionario

Balparaiso

Imprenta y Lit. Excelsior

1892 42

Manuel Parreño El Padre Nuestro del alma ke akaba de komulgar Balparaíso Imprenta Ekzelsior 1893 -

A. E. Salazar i Q. Newman

La oxidazion del H2S disuelto en agua: boletin de la Soziedad nazional de Minería, serie 2ª bolúmen V

Santiago

Imprenta Encuadernazión Barzelona

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1893 8

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Arturo E. Salazar y C. Newman

Estudios ijiénicos del aire

Santiago Au siege de la Société 1895 20

K. Newman

El kambio de komposizion ke esperimenta el agua de El Salto durante el imbierno. Nota embiada a la Soziedad Zientifika de Balparaíso

Santiago Imprenta Rroma

1896 -

Carlos Cabezón

Neógrafos kontemporáneos: tentatiba bibliográfika (Kongreso Zientífiko Chileno de 1894)

Santiago Imprenta Zerbántes

1896 21

Carlos Cabezón La ortografía rrazional Quillota? - 1897? 16

Carlos Newman

Antisepsia intestinal: manera de rrealizarla: Komunokazion echa a la Soziedad Zientífica de Balparaiso, el 26 de agosto de 1897

Santiago

Imprenta Encuadernación Barzelona

i

1897 21

A. Maspes La kerida Balparaíso Kárlos Kabezón 1897 -

Carlos Newman La unifikazion de las medidas Balparaiso Kárlos Kabezon 1897 61

Gustabo Adolfo Beker

Rrimas

Balparaíso Kárlos Kabezon

1897 181

Eduardo de la Barra

Literatura arcaica: estudios críticos presentados al Congreso Científico Latino-Americano de Buenos Aires

Valparaíso K. Newman, Editor

1898? 373

A. E. Salazar

Kálkulos sobre las kañerías de agua: ensayo de unifikazion de las fórmulas usuales i de simplifikazion de los kálkulos basada en la no zion de zirkuito idráuliko

Santiago Hume i K.A.

1898 246

Carlos Cabezón La ortografía rrazional Chile - 190-? 12

Raffaele Garofalo

Kontra la korriente: pensamientos azerka de la abolizion de la pena de muerte propuesta en el nuebo kódigo penal italiano

Killota

Karlos Kabezon

1904 133

A. de la Kuadra Silba

Kuesta arriba

Santiago

Imprenta Enkuadernasión “Chile”

i

1906

Kárlos Cabezon La ortografía rrazional Killota Kárlos Kabezon 1909 29

Manfredo Blumer

Tradukziones i traduktores: notas i digresiones leídas por Manfredo Blumer en la sesión zelebrada por la Akademia de los Sagrados Korazones de Balparaíso, el 30 de setiembre de 1911

Killota

Franzisko Enrríkez

1912 40

Arturo Salazar

E.

Las funziones iperbólicas i su aplikazion a los problemas de injeniería eléktrika

Killota

Franzisko Enrríkez, Finka Andonaegi

1913 26

Leyes i dekretos chilenos sobre medidas: segidos de un proyekto de lei sobre medidas nazionales

Balparaiso Francisko Enrríkez

1913 53

Q. Newman, e A. E. Salazar

Studi igienici sull’aria: l’aria nei teatri Odeon e Vittoria (Valparaíso), Municipale (Santiago)

Napoli

Imprenta y Encuadernación “El Globo”

1913 245

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Los neógrafos chilenos en Valparaíso

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Rodolfo Lenz De la ortografía castellana Balparaíso Franzisko Enrrikez 1914 60

Umberto Enriques

Persekuzion ortográfika

Balparaiso Franzisko Enrríkez

1914 15

Proyekto de Lei sobre medidas nazionales: presentado al 1er. Kongreso Zientífico Panamerikano, zelebrado en Santiago de Chile. 25 de diziembre de 1908 a 5 de enero de 1909

Balparaíso Franzisko Enrríkez

1914 31

Umberto Enriquez

La ortografía i los cuatro senadores

Quillota

Francisko Enrriquez

1915 51

A. E. Salazar

Segundo kongreso Zientífiko Panamerikano: Washington D. C., 27 de diziembre de 1915 a 8 de enero de 1916

Killota

Franzisko Enrríkez

1916 109

Umberto Enriques

Someros reparos a las diez razones de un nota académica sobre ortografía

Balparaíso

Impr. Enrrikez

Franzisko

1919 53

Fuente: Elaboración propia.

Se excluyen de este listado los titulados publicitados por la Librerìa “La Ilustrazion”, los cuales se analizan de manera independiente más adelante. Se ha respetado la ortografía con la cual se han encontrado cada una de las referencias.

Como es posible apreciar, la información no es completa en algunos casos. Esto se debe a que existen referencias a obras que no se encuentran en la Biblioteca Nacional, por tanto no es posible conocer su descripción bibliográfica completa. De hecho, incluso es probable que existan publicaciones que aún no hayan sido identificadas adecuadamente. Boldrini (1988), por ejemplo, indica que Karlos Newman fue también el autor de una publicación de la cual no hemos podido encontrar referencia alguna: “Feminismo (Lekturas dadas en el Ateneo de Balparaíso el 2 de noviembre i el 1.° de diziembre de 1889)”.

Es fácil advertir en este corpus de publicaciones las diversas funcionalidades que los neógrafos chilenos les asignan a sus esfuerzos editoriales.

En primer término, existen ediciones cuyo objetivo principal es entregar argumentos al debate lingüístico en curso, como es el caso de las obras La ortografía rrazional, La unifikazion de las medidas, De la ortografía castellana, entre otras.

En segundo lugar, se dan a conocer folletos que podríamos denominar como textos de trinchera, a modo de ejemplo: Persekuzion ortográfika, La ortografía i los cuatro senadores .

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En tercer lugar, se dan a conocer obras que posibilitan el despliegue de articulaciones entre este grupo de neógrafos –y sus eventuales seguidores al interior del país– con intelectuales que tienen las mismas inquietudes en otras latitudes; en esto, también, se deben considerar los esfuerzos por el desarrollo de las traducciones. Es el caso, por ejemplo, de Neógrafos kontemporáneos: tentatiba bibliográfika , Tradukziones i traduktores, o bien la traducción al italiano del texto El aire en los teatros Odeon, Biktoria (Balparaíso) i Munizipal (Santiago) .

Por último, podemos encontrar el uso de la ortografía rrazional aplicado a textos de diversa índole, buscando así difundir su uso y eventual comprensión en un público lector más amplio. En este ámbito, las temáticas pueden ser muy disímiles, como obras religiosas (El Padre Nuestro del alma ke akaba de komulgar), literarias (Rrimas, de Gustabo Adolfo Beker), o bien científicas que, a decir verdad, constituyen la mayoría de estas publicaciones (como ocurre con Kálkulos sobre las kañerías de agua: ensayo de unifikazion de las fórmulas usuales i de simplifikazion de los kálkulos basada en la nozion de zirkuito idráuliko ).

Considerando lo anterior, podríamos afirmar que las publicaciones realizadas por los neógrafos chilenos perseguían objetivos ideológicos, políticos, orgánicos y de difusión propiamente tal. Todos ellos, articulados entre sí, configuraban una estrategia que pretendía el cuestionamiento, al interior del campo cultural, del ordenamiento lingüístico existente, con todas las significaciones simbólicas y culturales que ello implicaba.

En ese sentido, nos parece pertinente en este caso pensar en “el modo de pensamiento relacional al espacio social de los productores: el microcosmos social en el que se producen las obras culturales, campo literario, campo artístico, campo científico, etc., es un espacio de relaciones objetivas entre posiciones” (Bourdieu, 1997, p. 60).

La actividad editorial de los neógrafos chilenos fue muy intensa, si se considera el periodo en el cual se desarrolló y esto fue reconocido tempranamente por sus contemporáneos, como fue el caso de Eduardo de la Barra, quien señalaba en 1897:

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Estos jóvenes chilenos con laudable valentía han desafiado la risa de los necios i las burlas de los ignorantes, por llevar adelante su propósito de popularizar la reforma racional a fuerza de meterla por los ojos al gran público despreocupado. Han dado a la luz una série de obras que no bajan de veinte, impresas con la nueva ortografía, sin mas mira que la de popularizarla (pp. 28- 29).

Respecto de la producción editorial general de los neógrafos chilenos, Natalia Villarroel (2019a) indica que “los neógrafos chilenos publicaron mayoritariamente sobre temáticas sociales y políticas. Transcribieron, tradujeron y produjeron obras con la intención de difundir ideas libertarias y modernistas que se aplicaron también en discursos sobre educación, literatura, tecnología, temas judiciales” (p. 145). Considerando los títulos que hemos podido listar, nos parece que la preeminencia temática está dada por los libros referidos a ciencia y técnica, así como aquellos que están directamente relacionados con el debate lingüístico que los neógrafos buscaban instalar. Los textos que se refieren a literatura, derecho o religión constituyen un porcentaje menor en la producción bibliográfica registrada. En el mismo sentido, pareciera que cabría definir de manera más precisa lo que se comprende por temáticas sociales y políticas , así como ideas libertarias y modernistas .

En el libro Estudios de fonétika kastelana, de Fernando Araujo, es posible apreciar cómo se articulan las funciones que anteriormente se han planteado. En efecto, en primer término la obra se presenta en su portada como una “edizión ispano-amerikana en Ortografía reformada kosteada por barios ilustrados neógrafos de Cile”, esto nos indica con claridad la voluntad orgánica del movimiento, en el sentido de establecer redes de colaboración e intercambio en todo el mundo, a fines de poder sostener de mejor manera las disputas ideológicas y políticas que suscitaba la propuesta de la ortografía rrazional. De hecho, el gesto político (en su sentido de disputa simbólica de espacios institucionales) se presenta en la misma portada, al señalar todos los cargos y títulos que le corresponden al autor de la obra: “Doktor en Letras, Lizenziado en Dereco, Korespondiente de las Reales Akademias de la Istoria i de Belas Artes, Kabalero de la Orden de Karlos III, Ofiziál de Akademia de la Repúblika Franzesa, Katedrátiko numerario de Franzés, eks katedrátiko de Alemán, etz.”.

El recurso de explicitar la autoridad formal que acompaña a los neógrafos no es algo episódico: como se ha sugerido anteriormente, pareciera que la divulgación de estas obras no solo cumplen funciones ideológicas, en el sentido de la difusión de las ideas que sostienen la propuesta de la ortografía rrazional,

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sino también políticas, como en este caso, al proponer que quien firma esta obra, no se encuentra fuera del campo cultural en disputa, sino que, muy por el contrario, es parte de este, de sus instituciones, espacios simbólicos y dinámicas culturales y que es, precisamente desde dicha situación, desde donde se enuncia esta propuesta que buscar subvertir el orden lingüístico vigente.

Incluso la dedicatoria de esta obra nos remite nuevamente a la noción de organicidad que pareciera impulsar estos esfuerzos editoriales: “A los entusiastas propagandistas de los buenos principios ortográfikos D. Karlos Kabezón i D. Karlos Newman dedika esta tradukzión - El Autór- traduktór”.

El análisis de Mercedes Quilis Merín (2010) nos permite comprender el carácter, las dimensiones y el alcance de este esfuerzo editorial en particular:

Solo a finales del siglo XIX se encuentra la primera obra de la disciplina en el ámbito hispánico, los Estudios de Fonétika kastelana (1894), de Fernando de Araujo, escrita en ortografía fonológica y financiada por neógrafos chilenos, que abre una nueva etapa en la fonética hispánica (Quilis, 1974; Lépinette, 2002; Muñoz, 2009), ya que es la primera que expone en un tratado la fonética general del español de manera independiente. El valor de la obra es “para su época indiscutible” ya que “sienta las bases de la fonética española que años más tarde perfilará Navarro Tomás” (Quilis, 1974, p.24).

No es la intención de este trabajo profundizar sobre los aspectos propiamente lingüísticos de la propuesta de los neógrafos chilenos, pero sí nos resulta de interés destacar el hecho de que los esfuerzos editoriales desarrollados por ellos generaron obras realmente significativas, lo cual expresa con claridad que nos encontramos ante un grupo de intelectuales que tenía clara conciencia de los alcances del debate que habían inaugurado y que, en correspondencia con ello, buscaron dar a conocer a los autores más connotados o bien a las obras más significativas que pudiesen respaldar sus ideas de renovación lingüística.

Lo misma relevancia que tuvo el trabajo de Araujo se podría señalar respecto de Alberto Liptay y su obra La lengua katólica o sea proyecto de un idioma unibersal sin konstrukzion gramatikal, publicado en 1890 en París, el cual ha sido descrito por Carmen Galán Rodríguez (2020) en los siguientes términos:

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El proyecto es un modelo exquisito de racionalidad, y uno de los escasos sistemas en español, pero no tuvo apenas reconocimiento entre sus contemporáneos, quizá porque el autor se declaraba tan solo un filólogo aficionado. Un estudio atento de sus numerosas contribuciones ofrece, sin embargo, lecturas ideológicas muy sugerentes del autor que determinaron en gran medida la configuración de su propuesta lingüística (p. 245).

¿Cómo se logró sostener este esfuerzo editorial? Villarroel (2019a, p. 134) señala que en gran medida esto se debió a apoyo del quillotano Carlos Newman, quien financió la publicación de obras escritas en ortografía rrazional. Y no solo las financió, sino que además, luego facilitaría las condiciones materiales para que los neógrafos pudieran tener su propio taller de impresión.

Lo anterior no solo tiene razones económicas, sino también técnicas. En términos de la realización material de estas publicaciones, no se debe dejar de consignar la observación que realiza a este respecto Bernardo Subercaseaux, quien indica que el movimiento de los neógrafos chilenos “creó a las imprentas demandas difíciles y casi imposibles de satisfacer” (Subercaseaux, 2000, p. 92). Como bien lo indica Villarroel (2019a):

Sus demandas tipográficas disentían de las tradicionales a tal punto que Newman tuvo que disponer de su propiedad para el funcionamiento de una imprenta independiente. Un lugar conocido luego como Finka Andonaegui, que además de ser el espacio de producción de las obras neógrafas –donde Newman bajo el pseudónimo de Franzisko Enrríkez financió todos los trabajos que quisieran ser publicados en ortografía rrazional–, es actualmente patrimonio cultural de la ciudad de Quillota.

Esta dificultad tipográfica de poder expresar en propiedad las innovaciones lingüísticas sugeridas por los neógrafos ha quedado de manifiesto en este mismo artículo: ha sido imposible reproducir aquí las formas tipográficas presentadas, por ejemplo, en la obra de Francisco Araujo.

Es interesante rescatar una acotación realizada por Villarroel (2019a, p. 134), respecto de Carlos Newman: “Newman solía utilizar pseudónimos para manifestarse públicamente. Cuando se pronuncia en la prensa para defender a Cabezón (1892), firma como Almotazen I, pero también se hizo llamar Umberto Enriques , y más recurrentemente, Franzisqo Enrríqez (o Franzisko Enrríkez), cuando firmaba como editor”. Es

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importante considerar esto, al momento de revisar los listados de publicaciones que se presentan en este texto, a fines de precisar adecuadamente tanto las autorías como las funciones editoriales.

Los neógrafos tuvieron una librería en Balparaiso: la Librería “La Ilustrazion”, ubicada en kalle de Condell N° 179, Balparaíso. De esta librería perdura un catálogo de cuatro páginas, publicado por la Imprenta Roma, el año 1897, el cual aún no hemos podido consultar, debido a las condiciones impuestas por la actual pandemia. Sin embargo, a partir de los insertos publicitarios incluidos en algunos libros editados por los neógrafos, es posible reconstruir la oferta que ponía a disposición esta librería. Como en estos insertos los listados de títulos difieren, hemos construido una lista integrada de las publicaciones que ofrecía la Librería “La Ilustrazion”, para apreciar en su conjunto los esfuerzos editoriales que desarrollaban los neógrafos.

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Autor Título Ciudad Editorial Año Páginas Precio

A. E. Salazar; K.

Informe sobre algunas aguas de los zerros de Balparaíso Newman Los neógrafos chilenos en Valparaíso

Balparaíso - 1887 -

Revista de la Academia/ISSN 0719- 6318

10

zents.

Número 31/Otoño 2021 Notas sobre el espirilo del kólera asiático (Bacillus Komma

____________________________________________________________________________________________________

A. E. Salazar; K.

de Koch), con 7 fotomikrografías de este mikroorganismo, Balparaíso Helfmann 1888 36 Newman

orijinales de los autores

1 peso

A. E. Salazar; K. Newman

Eksámen kímiko i bakteriolójiko de las aguas potables. Obra ilustrada kon 127 grabados, 16 fotomikrografías i f otogramas de kultibos, orijinales de los autores

Lóndres

Burns and Oates

1890 513

10

pesos

Alberto Liptay

La lengua katólica o sea proyecto de un idioma unibersal sin konstrukzion gramatikal

París

Ediciones A. Roger y F. Chernovic

1890 248

50

zents.

Manuel Délano

A.

Un kapítulo de kímika médika. Monografía del oksíjeno ozono Paris

Berthier, Éditeur

Libraire -

1890 205

20

zents.

Manuel Délano

A.

Konferenzias sobre la teoría atómika

Londres

Burns y Oates

1892 70

20

zents.

J. Jimeno Agius La rreforma de la ortografía kastellana

Balparaiso Imprenta de la Patria 1892 32

5

zents.

Kárlos Kabezon Notas sobre la rreforma ortográfika

Santiago Imprenta Barzelona

1892 67

5

zents.

A. E. Salazar; K. Newman

El ielo ke se konsume en Balparaíso

Santiago

Imprenta Enquadernazión Barzelona

i

1893 13

10

zents.

G[eorges]. Denigès

Esposizion elemental de los prinzipios fundamentales de la teoría atómika

Paris

Impr. de la Qorte de Apelaziones

1893 38

20

zents.

A. E. Salazar; K. Newman

Informe sobre el agua de la Kebrada Berde, presentado al señor intendente de Balparaiso

Santiago Imprenta Zerbántes

1893 16

10

zents.

Alberto Liptay Sobre la V i la B en kastellano

Santiago Imprenta Cervantes

1893 104

10

zents.

Fernando Araujo Estudio de fonétika kastelana

Toledo

Menór Hnos.

1894 154

20

zents.

A. E. Salazar

Karta al presidente de la Société Scientifique du Chili, sobre ortografía rrazional

Santiago Imprenta Erzilla

1894 -

10

zents.

A. E. Salazar; K. Newman

El aire en los teatros Odeon, Biktoria (Balparaíso) i Munizipal (Santiago)

Santiago Imprenta Zerbántes

1895 -

20

zents.

Edgar Allan Poe El Kuerbo

Balparaíso

Franzisko Enrríkez, editor

1895 29

5

zents.

Arturo Salazar; Newman

E.

K.

Kosto komparatibo en Chile del gas i de la elektrizidad komo sistema de distribuzion de enerjía

Santiago Imprenta Moderna

1896 72

10

zents.

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_________________________________________________________________________________________________ ___

K. Newman

Notas sueltas sobre la pena de muerte

Santiago

Impr. Enquadernazion Barzelona

i

1896 228

20

zents.

Manuel Délano

A.

Introdukzion al estudio de la kímika jeneral

-

-

-

-

20

zents.

Luis L[adislao]. Zegers

La enerjía mekánika trasportada por la elektrizidad

-

-

-

-

20

zents.

A. E. Salazar; K. Newman

Rresultado del eksámen kímiko i bakteriolójico de algunas aguas de Chile

-

-

-

-

20

zents.

A. E. Salazar; K. Newman

Sur la conservation des dissolutions de l'acide sulfydrique

-

-

-

-

20

zents.

La Librería “La Ilustrazion”

TABLA N° 2

TÍTULOS OFERTADOS POR LA LIBRERÍA “LA ILUSTRAZION ”

Fuente: Elaboración propia.

Datos obtenidos de los libros El kuerbo (1895), Kosto komparatibo en Chile del gas i de la elektrizidad komo sistema de distribuzion de energía (1896) y La unifikazion de las medidas (1897).

Por cierto, asumimos que la lista presentada es incompleta y, de hecho, incluimos en ella algunas publicaciones de las cuales no hemos podido completar su descripción, ya que no se encuentran en los registros de la Biblioteca Nacional. Aún así, estimamos que podemos realizar algunas observaciones que nos permiten apreciar de mejor manera el carácter de esta librería.

Según se puede apreciar por las fechas de publicación de las obras listadas (de 1887 a 1896), es probable que la Librería “La Ilustrazion” haya cesado su actividad hacia fines del siglo XIX. Si esto así, quizás se haya debido a una escasa demanda de los títulos ofrecidos por esta librería (asumiendo que esta se especializaba solo en aquellos impresos realizados bajo los principios de la ortografía rrazional). Llama también la atención que, considerando sus fechas de impresión, casi una decena de publicacion es neógrafas no aparecen en estos listados publicitarios (obras editadas entre 1892 y 1897; véase Tabla N° 1).

Junto con lo anterior, es de notar que las imprentas asociadas a estos títulos evidencian que aún los neógrafos no realizan un uso intensivo de talleres propios de impresión. En efecto, solo en el caso de El kuerbo se indica un taller de impresión que podría ser considerado como néografo: Franzisko Enrríkez, editor. Esto, entre otras cosas, es un índice de los recursos económicos que movilizaron en esta etapa los

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neógrafos, así como de su interés político en realizar esfuerzos sostenidos en pos de la divulgación de sus ideas, si se repara en las ciudades y las imprentas que fueron escogidas para publicar sus obras.

También es evidente que la librería promocionaba la venta de obras impresas que llegaban del extranjero (provenientes de Londres, París, Toledo). Junto con ello, sus precios nos permiten tener un indicio del tipo de lectores al cual estaban dirigidas estas obras, desde una perspectiva s ocioeconómica.

Consideramos que un indicador sugerente para datar el periodo de funcionamiento de esta librería son las fechas de publicación de los libros en los cuales se insertan los avisos publicitarios, esto es, desde 1895 a 1897. No es posible asegurar que sean con exactitud las fechas de inicio y término de las actividades libreras neógrafas, pero es muy probable que ellas se hayan desplegado en un lapso muy similar a este.

No hemos encontrado mayores referencias sobre este espacio de comercialización de obras que promovían la ortografía rrazional en la escasa bibliografía que existe sobre la historia de la librería en Chile (Figueroa, 1896; Zañartu, 1937), o referida al libro en Chile (Subercaseaux, 2000), ni tampoco en las monografías dedicadas a indagar sobre la vida cultural de Valparaíso, hacia fines del siglo XIX e inicios del XX (Lorenzo, 2012; Hernández, 1930).

Por cierto, sería interesantísimo profundizar en el estudio de su librería, en particular desde la perspectiva de la creación de una comunidad de lectores, en el sentido propuesto por Roger Chartier (1994). Una revisión exhaustiva de la prensa impresa de la época, quizás pueda entregar mayores datos, a fines de poder delinear de mejor manera no solo el perfil, sino las dinámicas, los públicos y las interacciones en general que esta librería tenía con el mundo ilustrado del Valparaíso decimonónico.

Aparte de la creación de esta librería, los neógrafos de la región de Valparaíso habrían constituido el Instituto de Ortografía Fonética, hacia el año 1900, según indica Joaquín Edwards Bello (1969, p.176). Sin embargo, no hemos encontrado ninguna otra referencia a este respecto.

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Publicidad de la Librería “La Ilustrazion”, insertada en La unifikazion de las medidas (1897).

La permanencia de la propuesta de estos neógrafos se puede apreciar en la actividad de algunos porteños, como es el caso de Ektor Franko, seudónimo del profesor Héctor Gómez Matus.

Hacia 1935, Ektor Franko crea en Valparaíso la Colección Antera, que es presentada como un “bimensuario de literatura, filosofía y ciencias”. En las ediciones que componen esta colección, a pesar de que su nombre aparece en portada como director de la misma, en ninguno de los títulos que hemos podido revisar, ni en el cuerpo principal de estos, ni en sus paratextos, es posible encontrar el uso de la ortografía rrazional.

A pesar de esto, Franko participó en el IX Congreso Científico General Chileno, que se realizó en Valparaíso, entre el 24 y el 27 de septiembre de 1936. Allí presentó la ponencia titulada “La rreforma ortográfica tema para un próksimo Kongreso Internasionál”, la cual claramente evidencia una filiación con los neógrafos chilenos y la ortografía rrazional.

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Luego de esta intervención, Franko continúa publicando algunos artículos referidos a la educación en Chile, pero no pareciera regresar a la senda planteada por los neógrafos.

La edición de traducciones y la ortografía rrazional

De las obras traducidas por los neógrafos, El kuerbo, de Edgar Allan Poe y La kerida, de Adolfo Maspe, son quizás las más mencionadas en la bibliografía consultada. La edición de El kuerbo, de Edgar Allan Poe, es una tradukzion direckta del inglés, realizada por J. A. Pérez Bonalde, de quien se precisa que es un indibiduo korrespondiente de la Rreal Akademia Española –lo cual, por cierto, al ser enunciado de esta forma, es tanto una provocación como la búsqueda de una legitimación. La edición es acompañada del texto original en inglés, a fines de poder confrontar la calidad de la traducción realizada. Esta es, probablemente, la primera y única traducción del clásico poema de Poe que sigue las normas de la ortografia rrazional. En el primer párrafo de su “Adbertenzia” se indica:

El Kuerbo es de todas las komposiziones de Poe la ke mas kontribuyó a su fama. Se an echo de ella barias tradukziones al kastellano, pero ninguna de ellas a logrado konserbar, como la de Pérez Bonalde, todos los distintibos del orijinal. No nos estendemos en alabar la obra de Pérez Bonalde, pues ella abla por sí sola. Le dejamos la palabra, mui kontentos de presentar tan bien bertida a nuestro idioma una de las prinzipales i mejores composiziones del poeta mas orijinal e inspirado ke a nazido en Amérika.

La publicación la realizó el editor Francisko Enrríkez, y fue hecha en Balparaiso, el año 1895. Por cierto, esta denominación de origen busca establecer una relación simbólica con la territorialidad desde la cual se habla, aun cuando, en términos materiales, el libro haya sido realizado por la Imprenta Zerbántes, ubicada en calle Bandera 73, en Santiago. (Algo, en todo caso, usual en la producción de libros: no necesariamente una editorial cuenta con talleres de impresión propios, y debe recurrir a la contratación de dicho servicio).

Cabe señalar el cuidado del editor, al momento de indicar el origen del material con el cual se ha trabajado (información que nos permite apreciar que no se ha traducido directamente desde el inglés):

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El testo kastellano está tomado de la segunda edizion de El Kuerbo, publikada en Buenos Aires, en 1888, por H. Ackermann i Kompañía, kalle de Talkaguano, N.° 438.

El testo ingles ke damos akí es el ke se enkuentra en las pájinas 161, 162, 163, 164, 165, 166 i 167 de la edizion de las obras poétikas kompletas de Edgar Allan Poe, kon una memoria de J. H. Ingram, publikada por la Home Book Company, de New York (45, Vesey Street), sin fecha de publikazion.

La kerida es el título que se le dio a la novela L’amante, de Adolfo Maspes. La traducción de este folletín italiano la realizó Kárlos Gonzalez Ugalde. Se comercializó con el precio de beinte zentabos .

Esta obra fue “motejada de desechable i eskandalosa por su alto kontenido erótiko” (Del Balle, 2005, p. 35). Por su parte, Edwards indica que era una “novela que en esos tiempos devorábamos entre clases” (p. 176). Lo que es fácil deducir, es que existe una amplia distancia entre la calidad literaria de El kuerbo y La kerida. Pareciera que la intención fue no solo demostrar la factibilidad de aplicar la ortografía rrazional en un proceso de traducción de textos sino que, desde el punto de vista editorial, producir una obra que pudiese alcanzar un público más amplio. Al menos esto pareciera señalar Edwards con el énfasis que marca su frase. Si esto es así, se podría pensar que la opción por traducir un folletín de escaso valor solo tendría que comprenderse desde una perspectiva de su utilidad, no necesariamente económica, ya que las publicaciones neógrafas en Chile contaban con cierto apoyo en ese ámbito, sino más bien de ampli ación de las audiencias lectoras, de la búsqueda de la extensión de una familiarización con la ortografía rrazional.

Por otro lado, Manuel A. Délano tradujo la obra de Georges Denigès, Exposé elementaire des principes de la théorie atomique (Esposizión elemental de los prinzipios fundamentals de la teoría atómiqa). Gertrudis Payás (2008, p.25) también indica que existiría una traducción parcial de una obra de Rafelle Garofalo: Kontra la Korriente. Pensamientos azerka de la abolizion de la pena de muerte propuesta en el nuebo kódigo penal italiano, realizada por Kárlos González Ugalde. Según algunos artículos de prensa, se habrían realizado otros ejercicios de traducción, por parte de este colectivo neógrafo, sin embargo, considerando la escasa documentación que acompaña dichas afirmaciones, hemos optado por no considerarlos en este texto.

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También se realizaron esfuerzos por traducir obras de néografos chilenos a otros idiomas, como fue el caso de El aire en los teatros Odeon, Biktoria (Balparaíso) i Munizipal (Santiago), publicado en Napoli bajo el título de Studi igienici sull’aria: l’aria nei teatri Odeon e Vittoria (Valparaíso), Municipale (Santiago) .

Algunos años después, la preocupación por las traducciones reaparecerá en una nueva publica ción neógrafa: Tradukziones i traduktores: notas i digresiones leídas por Manfredo Blumer en la sesión zelebrada por la Akademia de los Sagrados Korazones de Balparaíso, el 30 de setiembre de 1911. Allí, el abogado Blumer (1912) señala lo siguiente:

La fundazion de la Soziedad Anónima “El Libro Barato”, kuya bistosa tienda de la Plaza de la Biktoria atrae numerosos kompradores, obedezió al doble propósito de abaratar en Chile el prezio de los libros importados i desarrollar la afizion a ellos i a la lektura, kosas ke no siempre son sinónimas.

“El Libro Barato” no es por konsigiente, un simple merkader de papel impreso o un librero kualkiera. Bende su merkaderia, los libros, para obtener una utilidad pekuniaria, pero junto kon ella anela rrefinar la kultura intelektual del públiko, poniendo a su alkanzc obras de mérito i de balor, no rreales, ya ke ello es utópiko, pero sí unibersalmente rrekonozidos por las personas instruidas. Pero komo la inmensa mayoria de estas obras no es kastellana, ai ke apelar, para darlas a konozer al lektor chileno no poligloto, a las tradukziones ke de ellas se azen en España (p. 9).

Blumer (1912) es también un asiduo lector y, como tal, cliente de esta librería. Nos deja una viñeta de lo que se encontraba en ella en esa ép oca:

Tentado por el bajo prezio de estos libros, kompré no aze mucho tiempo, algunas dezenas de ellos en “El Libro Barato”. Tradukziones de Darwin. de Schopenhauer, de Buchner, de Spencer, etz., etz., etz. La primera ke me puse a ojear, talbez induzido por el nombre, fue la de Los primeros prinzipios por Heriberto Spencer, bersion kastellana, por Wenzel, Barzelona, (sin fecha) F. Granada y Ca., editores, 2 tomos (p. 10).

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En su condición de estudioso del tema, Blumer también realiza un análisis crítico de la calidad de las traducciones que ofrece El Libro Barato. Y el resultado no es del todo halagador:

La justa i bien sentada fama de infieles de ke gozan los traduktores kastellanos me indujo, antes de arremeter kon las pajinas de esos dos tomos a pedir a un spenceriano ke kotejara la tradukzion de Wenzel kon el testo ingles.

De este eksámen rresultó:

i.°. —Ke la tradukzion de Wenzel era solo una rreimpresion de la echa en 1879 por José Andrés Irueste, doktor en Zienzias esaktas i Katedrátiko de la Unibersidad de Granada, publikada en 1887 en Madrid, por el editor Fernando Fe. La únika diferenzia entre ambas es ke en la del doktor granadino se abla de Sir Herbert Spencer i en la de Wenzel no apareze este peregrino Sir;

2. — Ke el traduktor a suprimido Prefazios, Indizes, notas aklaratorias, apéndizes, etz., es dezir unas zinkuenta pajinas del orijinal ingles;

3-° —Ke a arreglado a su paladar zentenares de frases de Spencer, alterado el sentido de muchos párrafos, trasformado en kategórikas afirmaziones las ke tienen karákter dubitatibo o ipotétiko en el testo ingles, añadido adjetibos i echo modifikaziones ke ni en la mas parafrásika de las tradukziones son permitidas o toleradas.

Ube, pues, de rrenunziar a leer esa tradukzion i rresignarme a kedar ayuno de la metafísika spenceriana (Blumer, 1912, p.10- 11).

Sobre esta edición del libro de Spencer que comenta Blumer, Juan Ramírez Arlandi (2012) acota lo siguiente:

Hispanoamérica fue otro ámbito cultural en el que las obras de Spencer disfrutaron de cierta recepción y difusión. Así, hay constancia de otra edición de los Primeros principios en la primera década del siglo pasado publicada simultáneamente en las editoriales barcelonesas F. Granada y Maucci y, por otra parte,

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en editoriales radicadas en Buenos Aires y México. La autoría de tal versión se atribuye por partida doble a Eugenio López y a Bruno Wenzel (p. 220).

La librería El Libro Barato se encontraba en las calles Victoria, Independencia y Arturo M. Edwards, esquina Plaza Victoria. Su casilla era la número 3191, de Valparaíso. Su origen parece remontarse al año 1910. En efecto, en un breve cable, publicado en La Época, de Arica, el 5 de diciembre de ese año, se informa: “Se han adherido numerosas personas a la Sociedad «El Libro Barato», formada para importar libros de los mejores autores en condiciones económicas”. El Libro Barato, en cuanto editorial, publicó traducciones de obras, así como realizó importaciones de libros, aun cuando no se limitó a dichos ámbitos. Pareciera que la sociedad importadora de libros evolucionó a una editorial que publicó autores nacionales y extranjeros.

Así, es posible concluir que la constitución de la sociedad El Libro Barato se inició como una librería que se centraba en la importación de libros que se estimaban relevantes a nivel mundial, centrando dichos esfuerzos en las ediciones traducidas al español de dichas obras. El caso del libro de Spencer que hemos visto permite también apreciar los nodos de producción editorial que podían ser significativos para la circulación de libros al interior de nuestro país y, particularmente, en Valparaíso. Al mismo tiempo, nos permite conocer la preocupación, interés y dedicación que los neógrafos le daban a la evaluación de las traducciones de libros que se daban a conocer en Chile.

Payás, en su artículo “Tradukzión i rrebelión ortográfika”, sitúa con precisión la relación entre la traducción y la ortografía rrazional al señalar que

En la historia de la ortografía de la lengua castellana, el caso del castellano adoptado en las colonias merece una atención particular, en virtud de que en Hispanoamérica la discusión ortográfica amplia y prolongada, y estuvo teñida de matices ideológicos e incluso directamente políticos. Sin embargo, aun conociéndose las circunstancias, este hecho no parece haber suscitado interés per se, sino como anécdota dentro del ámbito de la filología (Payás, 2008, p. 16).

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Conclusiones

En el presente texto se ha buscado entregar un panorama sucinto de la actividad editorial de los neógrafos chilenos, expresada en tres actividades propias de la industria del libro: producción editorial, traducción de obras y comercialización de libros. Otros aspectos relacionados con estas actividades, como la recepción crítica de las obras, los debates establecidos a través de las publicaciones periódicas de la época, la consulta de las publicaciones neógrafas en el sistema de bibliotecas públicas, son temas que podrán ser abordados en otra ocasión.

Desde esta perspectiva, se ha logrado listar un total aproximado de 51 títulos, destacándose que el primero de ellos se publica en 1887 y el último en 1919. De este modo, se puede demostrar que la actividad editorial de los neógrafos chilenos se inicia antes de 1892, año mencionado usualmente como la fecha en que los defensores de la ortografía rrazional inician su disputa en el campo cultural.

Estas publicaciones tuvieron a lo menos tres funcionalidades: ideológica, en el sentido de promover y defender el sistema de ideas propio de la ortografía rrazional; política, en lo que dice relación a la confrontación directa con instituciones, representantes políticos e intelectuales; y orgánica, por cuanto varias de estas publicaciones buscaban establecer redes y articulaciones entre neógrafos de todo el mundo, generando así una comunidad intelectual activa y colaborativa.

Para desarrollar esto, los neógrafos no solo se constituyeron a sí mismos como un grupo laborioso, sino que también generaron instrumentos y mecanismos, propios de la industria del libro, que les permit ieron editar, distribuir y difundir sus ideas: un taller de impresión, una editorial y una librería. A ello se podrían agregar la relación entre estos neógrafos y dos publicaciones periódicas: Lilas y Campánulas y Chile Moderno, cuyo estudio específico también podría realizarse más adelante.

El identificar las tres funcionalidades de la actividad editorial de los neógrafos chilenos, nos hace coincidir con Villarroel (2019b), cuando sostiene que el uso de la ortografía rrazional puede ser considerado como un acto glotopolítico en sí mismo, en el sentido de que propuso un proyecto contrahegemónico lingüístico, político y social (2019b, p. 348; Villarroel, 2019a, p. 149); algo que también, al analizar las ideas de Rodolfo Lenz, proponen Valentina Cáceres y Darío Rojas (2019).

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También parece de interés lo señalado por Payás (2008), en el sentido de que una temática como la indagada en este texto debería ser investigada desde la perspectiva de los estudios literarios postcoloniales (pp.16-17), algo que también sugiere Rodríguez Macías (2004).

En definitiva, el estudio de la actividad de los neógrafos en Chile, está muy lejos de ser agotado, por el contrario es necesario continuar los estudios relacionados con esta temática, toda vez que en la actualidad las disputas sociolingüísticas y políticas se encuentran tensionando fuertemente la noción de comunidad.

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Revista de la Academia/ISSN 0719-6318 Número 31/Otoño 2021/pp.29-65 Recibido el 01/03/2021 Aceptado el 08/05/2021 _________________________________________

“CONTINUO RUNRUNEAR DE FOLLETOS, CONFERENCIAS Y DIVERSOS MEDIOS DE

PROPAGANDA REVOLUCIONARIA”1. BREVIARIO SOBRE LAS POLÍTICAS DE EDICIÓN ANARQUISTA EN CHILE (1900-1938 )

Francisco Peña Castillo 2

Resumen/ Abstract

El objetivo de este artículo es analizar las políticas de edición anarquista en Chile durante el primer tercio del siglo XX. Siendo la lectura un apartado central para la formación militante, los ácratas locales desarrollaron un proyecto de propaganda alternativa caracterizado por el uso preferente del folleto, debido a su precio y facilidad de difusión, aunque también influyeron en esta decisión otros elementos, como la capacidad organizativa del movimiento, la existencia de autores autóctonos y el influjo de títulos clásicos desde el extranjero. Producto de estas particularidades, el movimiento anarquista presenta una importancia destacada para el entendimiento de la historia del libro en Chile, a partir de editoriales sostenidas en su totalidad por obreros. En este sentido, la difusión de folletos buscó transformar el conocimiento en una herramienta imprescindible para la revolución social .

Palabras claves: anarquismo, editoriales, folletos, recepción

“CONTINUED WHISPER OF BROCHURES, CONFERENCES AND VARIOUS MEANS OF REVOLUTIONARY PROPAGANDA." BRIEFS ON THE POLICIES OF ANARCHIST PUBLISHING IN CHILE (1900- 1938

The objective of this article is to analyze the anarchist publishing policies in Chile during the first third of the 20th century. Considering reading a central section for militant training, the local acrats developed an alternative propaganda project characterized by the preferential use of the brochure, due to its price and ease of dissemination, although other elements also influenced this decision, such as organizational capacity of the movement, the existence of autochthonous authors and the influx of classic titles from abroad. As a result of these particularities, the anarchist movement is of outstanding importance for the understanding of the history of the book in Chile, from editorials supported entirely by workers. In this sense, the dissemination of brochures sought to transform knowledge into an essential tool for the social revolution.

Keywords: anarchism, editorials, brochures, reception

1 Frase perteneciente a Federico Serrano (Verba Roja, Primera quincena de septiembre de 1919) .

2 Chileno. E-mail: f rancisco.castillo.historia@gmail.com

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Introducción

Las políticas de edición anarquistas presentan interesantes particularidades, no solo por su posicionamiento frente a las iniciativas del Estado y del mercado, si no sobre todo por las características diferenciadoras en relación con otras corrientes obreras3. Aunque su propuesta cultural estuvo dotada de valores

ilustrados compartidos, incluyendo el optimismo cientificista, es decir, la “fe en una ciencia liberadora, iluminista y culta” (Migueláñez Martínez 2019: 88), los anarquistas se esmeraron en construir una sociabilidad alternativa que radicalizaba estos postulados. Efectivamente, generaron una “cultura libertaria” que “desbordaba los marcos netamente obreros y se planteaba como una cultura alternativa a la hegemónica” (Lagos Mieres 2014: 28) .

En este sentido, el movimiento anarquista fue categórico en proclamar que para alcanzar la anhelada revolución social se debía actuar en diversos espacios de confrontación antiautoritaria. Así, pese a las desventajas educacionales impuestas al mundo obrero, consideraron la cultura, y dentro de ella a la palabra escrita, como un apartado fundamental, no solo para combatir la ignorancia, sino para forjarse una identidad militante; leer constituyó “una práctica ineludible para convertirse en libertario” (Di Stefano 2013: 8). Por lo mismo, se buscó, como indica Suriano, “convertir el acto de la lectura de material doctrinario en un hecho público al alcance de todos los activistas y la mayor parte posible de trabajadores” (Suriano 2001: 114). Este enfoque invita a “pensar al anarquismo (…) como una comunidad lectora. Es decir, como un grupo que, a medida que se fue constituyendo, fue definiendo un modo de relacionarse con la cultura escrita” (Di Stefano 2013: 7; 2012). De este modo, las políticas de edición anarquista manifiestan elementos que permiten ampliar el conocimiento dentro de la historia del libro en Chile, poniendo el foco en iniciativas editoriales surgidas desde el interior mismo del mundo de los trabajadores.

En base a lo señalado, se nos presenta una renovación de las preguntas y métodos de investigación del mundo del trabajo, y, en específico, de los anarquistas, que nos permiten también contribuir en la reconstrucción de un período que la historia del libro ha considerado brevemente, y sólo desde la

3 Esta particularidad de la edición anarquista en Chile se manifestó igualmente respecto a sus compañeros de Argentina, en donde primó una infraestructura sólida, una diversidad de títulos, y una pronta producción autóctona (Migueláñez Martínez 2019).

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perspectiva de su expansión de la mano del Estado y del mercado editorial formal (Subercaseaux 2010: 129-195), relegando, lamentablemente, los aportes realizados por editoriales que, sin afán monetario y de la mano de escritores autodidactas, contribuyeron a la circulación de material escrito, a bajo precio y centrados en la accesibilidad del lector obrero.

Para el estudio de la recepción del anarquismo utilizaremos la propuesta de Pierre Bourdieu sobre la “circulación internacional de ideas” (Bourdieu 1999), aplicada ejemplarmente por Horacio Tarcus en sus trabajos sobre la recepción del marxismo en Argentina (Tarcus 2007; 2015; 2018). Para Tarcus, el concepto de recepción se basa en la diferenciación analítica -y no necesariamente histórica- entre productores, difusores, receptores y consumidores de ideas, lo que no excluye que “estos roles pueden ser asumidos en forma simultánea por un mismo sujeto” (2015: 52). En rasgos generales, la producción refiere a la tarea desarrollada por “intelectuales conceptivos”, quienes se configuran en centros donde se genera una idea determinada. La difusión, por su parte, está asociada a la plasmación escrita de dicha idea por medio de la edición de libros, folletos, periódicos, etc. Además, se incluye en esta etapa la difusión mediante conferencias, debates o medios informales de propagación. El momento de recepción apunta al traslado de un cuerpo de ideas desde el contexto de producción hacia el punto donde se encuentra ubicado el receptor. De este modo, se establece “un proceso activo por el cual determinados grupos sociales se sienten interpelados por una teoría producida en otro campo de producción, intentando adaptarla (recepcionarla) a su propio campo”. En este punto se consideran desde traducciones de libros, reediciones, prólogos, hasta las citas a determinados autores. Finalmente, la apropiación se caracteriza por el “consumo de un cuerpo de ideas por parte de un supuesto lector “final” al término de la cadena de circulación (Tarcus 2015: 52-55) .

Al enfocarnos en “los modos, los canales y los agentes a través de los cuales” una idea determinada viaja de un lugar a otro, se reconoce la existencia de variables afincadas en un entorno con características particulares. De este modo, se conjugan los análisis sobre las ideas, el contexto y los sujetos a partir de las condiciones históricas de recepción de una teoría (Tarcus 2015: 37-38). Así, considerando que “el internacionalismo proletario fue uno de los principios ideológicos fundantes del movimiento obrero” (Migueláñez Martínez 2018: 20), y que el anarquismo proclamó con fuerza su lucha contra los Estados nacionales, es importante reconocer el marco transnacional por donde transitaron personas, publicaciones y símbolos aglutinadores. Este proceso de difusión a nivel mundial ha sido prolíficamente estudiado por

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María Miguelánez para el caso del movimiento anarquista de Argentina y su impacto en la esfera internacional obrera (2010; 2013; 2018). Por lo tanto, una perspectiva transnacional nos permite comprender cómo “las nuevas formas de activismo acaban siendo imitadas en otros lugares; y los movimientos sociales nacionales se comunican entre sí, aprenden unos de otros y crean organizaciones internacionales” (Migueláñez Martínez 2010) .

En base a lo señalado, esta investigación inicia en 1900, fecha de uno de los primeros folletos posibles de pesquisar como anarquista publicado en Chile, y finalizamos en 1938, año en que vieron la luz dos importantes publicaciones, “Hacia un mundo nuevo” y “Defendamos la tierra”. Luego de esto, las ediciones ácratas locales entrarían en una notoria remisión. Algunas copias verían la luz, pero no con la misma fuerza, consistencia y masividad de otrora. Esta temporalidad se sobrepone y extiende a las delimitaciones tradicionales centradas en fines del último decenio decimonónico y los primeros treinta años del siglo XX4. Al centrarnos en la práctica específica de edición de folletos, podemos reconocer los vaivenes de las organizaciones anarquistas y su impacto social. El tiempo transcurrido entre estos años no fue constante ni progresivo, en cambio, fluctuó en medio de ciclos de germinación, consolidación, expansión y crisis que se sucedieron sin orden aparente. Así, por ejemplo, existieron períodos de extre ma incertidumbre y desarticulación donde casi no hubo publicaciones escritas propiamente anarquistas, que contrastaban, por otra parte, con tiempos sumamente fructíferos.

En base a lo señalado, este trabajo se presenta como un acercamiento general a algunas pocas publicaciones destacadas, dejando de lado muchos títulos importantes sin paradero conocido, así como también la producción local vista desde sus autores. Por lo tanto, “se trata de un listado bibliográfico en permanente construcción” (Migueláñez Martínez 2019: 92) .

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4 En el caso específico de los estudios sobre el anarquismo, las documentadas investigaciones de Manuel Lagos sobre las prácticas culturales anarquistas, que incluye un apartado sobre lecturas y prensa, no se han extendido más allá de 1927 (Lago s Mieres 2014). Misma situación expresa Víctor Muñoz que, al abordar la propaganda anarquista impresa, se remite a los núcleos formados entre 1915 y 1927 (Muñoz 2014). Ocurrencia que se manifiesta también con los trabajos fundamentales de Juan Suriano y Dora Barrancos para el caso del anarquismo argentino, los cuales se centran en los inicios del siglo XX; (Suriano 2001; Barrancos 1990).

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Letras urgentes: el folleto anarquista

Dentro del movimiento anarquista, la lectura fue “uno de los medios más eficaces para combatir la ignorancia y estimular la emancipación social y cultural de las clases populares”, siendo un “apartado imprescindible en el proceso de aprendizaje de iniciación en las ideas libertarias” (Navarro 2004: 147 y 153). En Chile, durante su primer tercio de presencia local, esta política se expresó con las particular idades del contexto, donde las publicaciones en formato de libro fueron escasas, predominando, en cambio, el uso del periódico y el folleto para exponer públicamente sus ideas. Para el historiador Max Nettlau, la “abundancia de textos útiles que se tenía a mano”, difundidos por Editoriales de España y Argentina , “debió influenciar a los camaradas locales para no escribir ellos mismos libros y folletos”. Como consecuencia, los anarquistas de Chile que se dedicaron a escribir sus ideas lo hicieron preferentemente a través de folletos y periódicos, pues “facilitan la discusión, la polémica, la arenga, la vulgarización, etcétera” (Nettlau 1927: 6-7). Al respecto, señala Daniel Vidal, el mensaje anarquista “rebosa brevedad”, siendo “hábiles ejercitantes del estilo breve, siguiendo el ritmo conciso y acelerado del periodismo moderno” (Vidal 2016) .

El folleto operó como “vehículo intelectual de base de este movimiento y su aportación a la formación del militante era fundamental (…) su lectura, junto a la de la prensa, era una vía habitual de aproximación a los textos ácratas y sindicalistas y, por tanto, uno de los medios más comunes de iniciación en estas ideas” (Navarro 2004: 225). Por lo tanto, la utilización del folleto como medio de difusión se debió a su comodidad, bajo precio (Tribuna Libertaria, 2ª quincena de septiembre de 1923) y su facilidad de circulación (Lagos Mieres 2014: 233). Esta predilección constituyó “una pervivencia en los lectores obreros, y entre ellos los anarquistas”, de la ““cultura del folletón”, de raíces francesas”, que se basaba en el dinamismo de su difusión (Navarro 2004: 167). Así, de acuerdo al grupo Rebelión, sostenedor de una editorial del mismo nombre, se aspiraba a “editar una serie de folletos que por su precio y claridad pueden servir a los explotados” y “ayudar a la redención obrera” (Tribuna Libertaria, segunda quincena de septiembre de 1923). Por su parte, una de las primeras medidas adoptada por la Federación Obrera Metalúrgica de Valparaíso, luego de su fundación en 1915, fue la impresión del folleto del escritor anarquista Sebastián Fauré titulado “Hacia la dicha”. Según los involucrados, “el gasto de dicho folleto lo harán un grupo de compañeros que están ya bastantes convencidos de que la solidaridad obrera no será un hecho mientras los proletarios no estén bien capacitados intelectualmente” (Lagos Mieres 2014: 214 y 222) .

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Efectivamente, el folleto permitía la generación de un discurso más dinámico. Detentando un promedio de entre 20 y 30 páginas5, sus letras fueron producto, en general, de conferencias, compilaciones de artículos aparecidos en periódicos, o extractos de libros cuyo mensaje era imperioso difundir, aún a riesgo de alterar su contenido. De esta forma, por medio de la manipulación del texto por parte de los mismos editores participaban también en la generación y amplificación de una propuesta determinada. Ilustrativo al respecto es la carta enviada por parte de Miguel Esprella en 1911, desde la región boliviana, al anarquista local Teodoro Brown, felicitándolo por la iniciativa “de propagar nuestro ideal por medio del folleto, que es, según la práctica lo ha demostrado, el mejor medio de propaganda, a cuyo efecto habéis editado “A los jóvenes” fragmento de “Palabras de un rebelde” de P. Kropotkine [sic] (Lagos Mieres 2014: 233) .

En base a lo señalado, el folleto reflejó y contuvo en sus páginas diversas manifestaciones del multiforme proyecto cultural anarquista, y del mundo obrero en general. Así, las variadas herramientas de educación y propaganda sirvieron de apoyo al resto, retroalimentándose en los numerosos caminos por donde transitó el mensaje de la Revolución Social. De este modo, no era extraño que los orígenes de un folleto yacieran en alguna conferencia o artículo de periódico afín. Este es el caso del folleto de 1915 “La Guerra, sus causas y sus males” escrito por Juan F. Barrera, quien actuó generalmente desde Magallanes. Nacido de un contexto surcado por el enfrentamiento europeo que amenazaba con arrastrar a todo el mundo a la debacle total, su edición provino del activo grupo La Batalla, que en ese entonces actuaba en Santiago, pero que recibía regulares contribuciones de Barrera (Grez Toso, 2007: 258-259; Muñoz 2014: 44). Sin embargo, dicho folleto había emanado de una conferencia leída el 31 de agosto de 1914 en el local de la Federación Obrera de Magallanes, y que, a su vez, fue publicado por partes en el periódico La Batalla durante ese año y el siguiente. El texto de Angelina (Luisa) Arratia, “Comunismo en América” fue igualmente originado en dos conferencias dictadas en el Ateneo de la IWW y en el Centro de Estudios Sociales de la FOI (Federación de Obreros de Imprenta). Este esfuerzo editorial fue motivado “dada la aceptación que tuvieron dichas conferencias” (Verba Roja, 1° de mayo de 1922). Misma procedencia tuvieron “Lo que oyó y dijo Juan Pueblo”, “El crimen maximalista”, conferencia leída en el Ateneo de la Juventud Obrera, por Juan Pueblo y escrita por Juan Prisionero” (Verba Roja, 19 de agosto de 1919) (todos

5 De todas formas, en algunos casos, existieron folletos que bordearon las 40 y hasta 80 páginas. Sin embargo, este número no fue superado por las ediciones locales autóctonas.

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seudónimos de Armando Triviño) y “Sindicalismo y organización industrial” por M. J. Montenegro y Juan Gandulfo (Lagos Mieres 2014: 239). Mientras que “Arengas”, escrito también por Triviño, fue una recopilación de artículos aparecidos en diferentes voceros ácratas entre 1919 y 1922, tales como La Batalla y Verba Roja (Muñoz 2009: 30) .

Debido a lo señalado, los folletos representaron una forma destacada de transmisión de mensajes de imperiosa proliferación para los objetivos anarquistas, ya que por su formato apuntaban “principalmente al pueblo, a la clase trabajadora” (Tierra y Libertad, Casablanca, segunda quincena de octubre de 1904) , quién contaba con poco tiempo para dedicar a la lectura reposada. El folleto otorgó además urgencia a lo publicado, ya que su elaboración requería un tiempo significativamente menor en comparación a otros medios, lo que permitía abordar tanto temas trascendentales para la organización como asuntos coyunturales en donde se sintetizaba la propuesta anarquista respecto a un problema determinado. Es el caso del folleto “Contra proyecto de la Junta. Central de arrendatarios” en donde los ácratas expusieron sus razones para oponerse al proyecto de la junta central de la 261 (Verba Roja, julio de 1925) .

El impacto internacional

Producto de la vocación internacionalista del anarquismo, así como de las conexiones mundiales generadas en base al intercambio transnacional de periódicos, giras de militantes y olas migratorias, las ideas se reprodujeron como un eco enmarañado en distintas regiones del globo. Este proceso se desarrolló en un ambiente nacional particularmente favorable, ya que, desde fines del siglo XIX, el Estado de Chile, “a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, promovió y suscribió (…) una serie de tratados y convenios internacionales destinados a ‘fomentar el canje de publicaciones útiles científicas y literarias’” (Subercaseaux 2010: 113), espacio por el que debieron colarse algunos títulos rebeldes .

Las organizaciones de trabajadores asentadas en España y Argentina pasaron a conformar centros difusores del anarquismo para América Latina producto del “gran número de publicaciones, tanto revistas o periódicos, libros y folletos” (Nettlau 1972: 36) que lograron poner en circulación. Incluso, la presencia de material impreso proveniente de Europa antecedió por algunos años la publicación de un periódico anarquista vernáculo, aparecido recién en 1893, y a la generación de su primera agrupación orgánica, durante 1898. Según Peter DeShazo, “ya en 1850” podían ser compradas, en Santiago y Valparaíso, “ediciones originales en francés de las obras de Louis Blanc, Pierre J. Proudhon, Charles Fourier y el

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conde de Saint Simon”; y, veinte años más tarde, se podía acceder a la traducción de Francisco Pi y Margall sobre los ensayos de Proudhon (2007: 144) .

La influencia del anarquismo español fue temprana en Chile gracias a editoriales como Sempere o Maucci. El crítico literario Armando Donoso contaría que a principios del siglo XX se hizo socialista “por directa y perentoria influencia de la Biblioteca Sempere (por tres o cuatro pesos, ¿quién no se convierte?) …leía…, a Kropotkin, Darwin, Engels, Reclus, Renán, George…” (Lagos Mieres 2014: 224). Asimismo, recordaría González Vera sobre Teófilo Dúctil, apodado Fiolín: “Leyó todas las obras de Sempere y cuantas publicara la editorial Razón y Fuerza, fuera de algunos centenares de otros libros” (2013: 25) . Igualmente, destacaron otras editoriales españolas a bajo costo, como el Centro Editorial La Presa, ubicado en Barcelona, que “aunque llegaban con menos frecuencia (…) tenía una colección llamaba “los pequeños grandes libros” que contaba con obras de Kropotkin, Reclus, Bakunin y otros, a 25 y 50 céntimos el tomo” (Lagos Mieres 2014: 224) .

Por su parte, durante 1890 arribaron de allende los Andes La Protesta Humana, El Obrero Panadero, El Rebelde, y otros voceros más que informaron y apoyaron en sus páginas las primigenias iniciativas locales (Muñoz 2010: 182). Anarquistas pioneros en Chile nos ofrecen testimonios sobre esta afluencia temprana de literatura proveniente de Argentina y la forma en que contribuyó a moldear sus primeras impresiones ideológicas. El obrero mecánico Magno Espinoza informó en el contexto de su detención, producto de las declaraciones incendiarias que había proferido en un meeting desarrollado en julio de 1898, que la doctrina socialista que él propagaba se había formado por “la lectura de los diarios” y con el desenvolvimiento de sus propias ideas (Grez Toso 2011: 37). Y ¿cuáles eran estas lecturas? Periódicos y folletos subversivos solicitados a sus pares de La Protesta Humana a través del Grupo Rebelión, del cual Magno era su principal instigador (Muñoz 2010: 183). Igualmente, el libertario Alejandro Escobar y Carvallo mantuvo correspondencia, antes de su militancia en el anarquismo, con “los redactores de la revista bonaerense La Montaña, Leopoldo Lugones y José Ingenieros, con Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista argentino, y con otros intelectuales de diversos países” (Grez Toso 2007: 35), recibiendo, de parte de José Ingenieros, “libros de doctrina, diarios, revistas y folletos de estudios” (Grez Toso 2011: 28) .

De este modo, se establecieron importantes vasos comunicantes con Argentina, España, EEUU e Italia. Entre los periódicos enviados desde el extranjero, para el período de 1899 y 1905, de un total de 49

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publicaciones, 18 provenían de Argentina, 6 de España (4 de Barcelona), 7 de Uruguay, y el resto correspondían a voceros de Perú, EEUU y Francia. En cuanto a los libros y folletos, de un universo de 56 publicaciones, 34 correspondían a editoriales de Argentina, seguida por la editorial de la región española, Escuela Moderna, con 13 títulos6. Esta situación derivó en que los anarquistas de Argentina no sólo ejercieran funciones como productores de conocimiento, sino también como intermediarios en este proceso, convirtiéndose en un “lugar central desde el que se irradió el anarquismo mundial” (Migueláñez Martínez 2019: 87) .

Los libros, periódicos y folletos recibidos de otras regiones del mundo, mediante solicitudes a compañeros o a través de canje, dan cuenta de una oferta dominada por textos teóricos para la formación doctrinaria . Por ejemplo, por la correspondencia de El Ácrata sabemos del envío desde Buenos Aires de “A los jóvenes” (El Ácrata, marzo del 1900), capítulo perteneciente al libro “Palabras de un rebelde” escrito por Piotr Kropotkin, y publicado originalmente en París en 1885 (Nettlau 2012: 127). Unos números más tarde, se acusó recibo de “Lo que quieren los libertarios. Socialismo i Anarquismo”, editado por el Obrero Panadero de Buenos Aires; “La jornada de trabajo”, escrito por José Ingegnieros [sic]; y “La relijión de la humanidad” y “Carta a Don Valentín Letelier” de Juan Enrique Lagarriagua (El Ácrata, julio del 1900)7 . La revisión de la correspondencia posterior de El Ácrata (septiembre del 1900; mayo de 1901) y El Faro (octubre de 1902; noviembre de 1902; abril de 1903) dan cuenta de un panorama parecido .

Este primer período, caracterizado por la diversidad en el origen de las publicaciones extranjeras, pero distribuidas preferentemente por los anarquistas de Argentina, pasará, en los próximos años, a ser dominado casi totalmente por la actividad editorial de este último país, una vez alcanzada la consolidación de sus organizaciones e intelectuales. De las más de 150 publicaciones anarquistas difundidas entre 1915 y 1927, al menos dos tercios corresponden a títulos editados primariamente en Argentina-y en menor medida España-, mientras que el número restante remite a producciones autóctonas y a material sin posibilidad de establecer su origen8. Así, la vinculación con sus pares allende los Andes ocupó un lugar

6 Esta información se basa en la recopilación de datos realizada por Manuel Lagos (2014: 227-228) .

7 En el mismo espacio se anuncia el recibimiento de La Protesta Humana, El Rebelde, El Obrero Panadero, desde Buenos Aires; La Revista Blanca, de España, y otros voceros más del anarquismo en Montevideo, EEUU y Perú.

8 Este panorama es concordante con lo señalado en el parte judicial del proceso llevado a cabo a finales de 1919 contra el librero español Manuel Peña, que en ese entonces residía en Iquique. En esa ocasión se constató que, respecto a las publicaciones disponibles, “algunos de esos libros y folletos vienen del extranjero y otros son impresos en Chile (…)”. Análisis en base a la lista elaborada por Víctor Muñoz para los años 1915-1927, aparecida en el anexo de Cuando las bombas son de papel, 123 - 130 .

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destacado respecto a otros centros de influencia, pues los contactos establecidos desde fines del siglo XIX se mantuvieron durante el primer cuarto del siglo XX, adquiriendo consistencia y complejidad con el pasar de los años.

La capacidad organizativa del movimiento anarquista en Argentina contribuyó a aumentar el material impreso en circulación a nivel local a través de las ediciones de La Protesta9 y Argonauta, las cuales tuvieron una divulgación profusa entre los anarquistas en Chile10. Desde Buenos Aires, el proyecto editorial de La Protesta, bajo el destacado impulso de Santillán, se abocó particularmente a “poner en circulación más allá de las fronteras argentinas, una colección” que reuniera “las obras de los principales pensadores ácratas de renombre internacional”. Es decir, material de reafirmación ideológica con el objetivo de contribuir a “la obra de cultura y de capacitación del proletariado”. El funcionamiento de esta red de contactos fue explicado por el Grupo para la Propaganda Internacional, quienes conseguían “todas las direcciones posibles de organizaciones, individuos y compañeros de todas las localidades” de “Hispano-América” (Migueláñez Martínez 2018: 97 y 109) .

Los aportes provenientes desde Argentina debieron “cruzar la cordillera o rodear el continente por su extremo sur a través del estrecho de Magallanes”, viajando en forma de artículos reproducidos en la prensa anarquista de Chile, como folletos en las maletas y a través de la gira de militantes. En general, el trayecto se realizaba por barco, gracias a la colaboración de los obreros portuarios simpatizantes (Migueláñez Martínez 2018: 118). Así, estas publicaciones, que recorrieron preferentemente “entre 1915 y 1927 (…), la ruta Europa-Buenos Aires, Santiago”, aprovecharon las importantes conexiones surgidas “desde los puertos del Pacífico” (Muñoz 2014: 25). Al respecto, “la región minera y salitrera del ‘Norte Grande’, que conectaba el Sur y Oeste de Bolivia con sus fronteras peruana y chilena, con los puertos del Pacífico”, constituyó uno de los principales circuitos regionales para “la diseminación ideológica anarquista” proveniente desde Buenos Aires (Migueláñez Martínez 2018: 37). Por ejemplo, la gran mayoría de los folletos que pusieron a disposición en El Surco, desde su fundación a mediados de 1917, provinieron de individuales y organizaciones anarquistas de Argentina, principalmente del grupo La Protesta y editorial

9 De acuerdo a Migueláñez, durante la década del 20’, La Protesta conseguiría alcanzar casi una centena de títulos originales (2019: 98) .

10 Según María Migueláñez, La Protesta “circulaba ampliamente en Europa y América, y recogía información de los movimientos anarquistas y anarcosindicalistas de todo el mundo” (2018: 98) .

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Argonauta, a quienes se les solicitaba material “para reproducirlos”, señalando que los devolverían “una vez desocupados” (El Surco, 29 de noviembre de 1917)11. La relación entre ambos movimientos anarquistas fue tal que los compañeros de La Protesta en Buenos Aires realizaron “numerosas actividades para juntar fondos (veladas, rifas, venta de libros) para dotar de una imprenta nueva a los iquiqueños” ( El Sembrador, 8 de septiembre de 1923)12 .

Esta transmisión de material impreso no fue siempre unilateral. Hacia 1920, a medida que la capacidad productiva alcanzada por los grupos de propaganda en Chile se consolidaba, copias de algunos folletos editados localmente fueron distribuidos en España (Navarro 2004: 228) y Argentina13. De esta forma, mientras el anarquismo se asentaba en Chile a principios del siglo XX, y sus componentes ideológicos iban adquiriendo mayor definición, la recepción de las discusiones internacionales fue realizada con una escasa reinterpretación a nivel local. La menor producción de material teórico autóctono, en comparación a sus pares de otros países, contribuyó en este panorama14. Sin embargo, a partir de 1917 el movimiento anarquista comenzó a expresar una manifiesta consolidación de sus agrupaciones gremiales, grupos específicos y núcleos de propaganda. La existencia de este soporte organizativo permitiría una discusión más equilibrada entre el movimiento local y el internacional, posicionando opiniones originales de discusión ideológica en función de las necesidades intelectuales del período.

A partir de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución Rusa, las conexiones transfronterizas se multiplicaron, inaugurando “un período de fuerte internacionalización de los debates y de las prácticas” que posibilitó diversas “transferencias sociales, políticas e ideológicas” (Migueláñez Martínez 2013: 92 - 94). Por medio de la circulación de periódicos, libros, folletos, migraciones y giras de propaganda, se desplazaban propuestas teóricas sobre la revolución social. El intercambio de pareceres y opiniones al respecto se desarrolló en un espacio transnacional de discusión que abarcó Rusia, Alemania, España, Italia,

11 Esta dinámica se repetiría años después, entre 1922 y 1924, de la mano de la revista El Sembrador, iniciativa del mismo grupo La Brecha, quienes contaron la colaboración solidaria de sus compañeros de Buenos Aires. “El 52”, (El Sembrador, 4 de agosto de 1923) .

12 Esta iniciativa solidaria contó además con el apoyo de la Biblioteca Acracia de Tarragona, quienes donaron “folletos y postales” para que ser vendidos con el objetivo de reunir fondos para la imprenta (El Sembrador, 2 de febrero de 1924) .

13 Hacia 1926, se anunciaba en las páginas de La Protesta la venta del folleto de C. G. Clemens Elementos de la anarquía, publicado un año antes por la editorial “Más allá” de Santiago (La Protesta, Argentina, 15 de junio de1926) .

14 La importancia de contar con una fuerte y estable organización anarquista que respaldara las iniciativas editoriales se expre só en que, a diferencia de lo que sucedió en Chile, en Argentina editoriales como La Protesta, La Pampa Libre, y Reconstruir, nacieron de periódicos ligados orgánicamente a dos importantes federaciones anarquistas, la FORA y la FACA (Pérez, P. M., Villasenín, H. y Jofre, L. 2006: 424) .

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Argentina y Chile. Las polémicas suscitadas en el mundo del trabajo operaron a través de la interacción constante entre realidades locales e internacionales.

En esta tarea de divulgación transnacional tuvo una función destacada la figura del agitador Diego Abad de Santillán, quien contó para esto con la posición estratégica que le otorgaba su cargo como miembro de la Comisión de Finanzas y Prensa de la Asociación Internacional de Trabajadores- fundada en Berlín en 1922-, que le permitió “actuar de diversas maneras entre el movimiento anarquista argentino, el latinoamericano y el europeo”. Allí se mantuvo hasta 1926, logrando en este tiempo “conseguir colaboraciones de renombre para el diario porteño (La Protesta de Buenos Aires), su recién estrenado Suplemento Semanal y su editorial, así como para otras editoriales afines al movimiento libertario - Argonauta y Fueyo-”. Igualmente, se abocó a traducir al español los trabajos de “Max Nettlau, Bakunin, Rocker, Joseph Dejacque, Eliseo Reclus, Luiggi Fabbri, Pierre Ramus, Jean Grave, Sebastián Fauré, Enrique Malatesta y Kropotkin”. De esta forma, en su calidad de “teórico como de militante, periodista, escritor, editor y traductor, constituyó una pieza fundamental para el engranaje intelectual libertario desplegado entre Europa y América Latina” (De La Rosa 2012: 22, 30 y 32) .

Con todo, a inicios de la década del 30’ el foco de irradiación ideológica que se había caracterizado por la actividad hegemónica del anarquismo en Argentina es trasladado a las tierras españolas, adquiriendo un desarrollo nunca antes visto. Las expresiones de esta influencia fueron particularmente claras respecto a las organizaciones ácratas de ese país, en especial con la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) .

La configuración de este reacomodo de las relaciones transnacionales anarquistas se debió, entre ot ras razones, al golpe de Estado del General José Félix Uriburu en 1930, que inauguró la “década infame” en Argentina, afectando hondamente la capacidad de acción de los anarquistas trasandinos; mientras que, por el contrario, en España, esta ideología comenzó a vivir una de sus gestas más impresionantes. Tiempo después, en 1932, Agustín Souchy, del secretariado de la AIT, confirmaría este panorama al sostener que “el movimiento sufrió una depresión cuando la disolución de la F.O.R. Argentina; pero ahora renace con el resurgimiento de la C.N.T. española” (Migueláñez Martínez 2018: 214) .

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De este modo, los títulos disponibles en la década del 30’ en Chile expresaban nuevos orígenes, así como renovados intereses de los anarquistas locales. El periódico de Osorno Vida Nueva anunciaba que tenía para su venta “libros y folletos de tendencia libertaria llegados del extranjero”. Entre éstos destacan publicaciones más recientes, como “Dictadura y Revolución” (Luis Fabbri), “Movimiento Marchnovista ” (Archinoff), “Idealismo y Realismo Mezclado” (Armand), “Páginas de la Historia Socialista” (Varlan Tcherkesof), “Sembrando Ideas” (Flores Magón), “Tierra y Libertad, El Cinema y la Realidad Social” (Alfonso Longuet), “Manifiesto Anarquista” (Pierre Ramus), “La Asociación Internacional de Trabajadores” (R. Rocker), “Los Anarquistas y la Reacción Contemporánea” (D. Santillán), “Miguel Bakunin” (Max Nettlau), “Germinal” (Rodolfo Rocker), y “Marx y el Anarquismo” (Rodolfo Rocker) (Vida Nueva, 15 de octubre de 1934). Por su parte, La Protesta informaba que había recibido “del extranjero” un catálogo similar, al que se le agregan “Nueva Creación de la Sociedad por el Comunismo Anarquista” (Ramus), “Artistas y Rebeldes” (Rocker) y “Reconstrucción Social” (Diego Abad de Santillán) (El Andamio, 7 de noviembre de 1934) .

Un material particularmente contingente fue la venta del escrito “La semana trájica de Barcelona”, anunciado en El Andamio, “folleto de 68 páginas” formado por “el informe de la C. N. T.-F. A. I. sobre los sucesos de Cataluña” (El Andamio, 23 de julio de 1937; 6 de agosto de 1937). Para ese entonces, las relaciones orgánicas entre la CGT y la CNT habían alcanzado un impresionante nivel de fluidez que permitió que noticias e ideas se conocieran prácticamente al instante. De este modo, se anunciaba que “el Consejo Nacional de la C. G. T. ha recibido, vía aérea, y de parte de la Sección Propaganda de la C. N. T. de Barcelona, dos libros recientemente editados. Son ellos: “Crónicas del Frente Madrid” de Mauro Bajatierra, y, “Vanguardia y Retaguardia de Aragón”, de Alardo Prats”15 .

Igualmente, editorial La Protesta, surgida en 1936 al alero de la CGT, publicó otros “importantes documentos que deben conocer los obreros antifascistas y revolucionarios porque mediante su lectura se darán cuenta del papel contrarrevolucionario que juega el Partido Comunista en España y la obra revolucionaria constructiva de los anarcosindicalistas” (El Pintor, 29 de octubre de 1937; 7 de enero de 1938). A esta colección temática sobre la España revolucionaria se sumarían “4 ministros de la C. N. T.”. , más adelante “Vida de Durruti”, escrito por el español Alejandro Gilabert, miembro de la FAI, y

15 Estos libros fueron promocionados mediante la “reseña comentada” realizada por Luis Heredia en las páginas de La Protesta (1ª quincena de febrero de 1938) .

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“Preparando la Emancipación de España”, textos de García Oliver y Federica Montseny, donde “los ministros de la gloriosa C. N. T. en el Gobierno de Valencia, dan cuenta al pueblo de su obra ministerial” (Vida Nueva, 20 de noviembre de 1937; El Andamio, 20 de mayo de 1938) .

Ediciones locales.

El contexto de las publicaciones anarquistas en Chile estuvo supeditado, por una parte, como lo hemos señalado, a la afluencia de material proveniente de compañeros asentados en otros países, y, por otro lado, a la capacidad organizativa local. Las individualidades y grupos afines que asumieron tareas editoriales desempeñaron un rol central en la recepción ideológica ácrata, ya que debieron determinar aspectos como la elección de títulos, de formato, la forma de la publicidad y otros elementos que influyeron en la integración de estas ideas y en la formación militante (Subercaseaux 2010: 136). De este modo, como señala Migueláñez para el caso argentino, “la actividad editorial se consolidaba a medida que el anarquismo aumentaba su influencia entre los trabajadores, al tiempo que contribuía a este proceso” (2019: 94) .

Apartir de un sumario general de los folletos disponibles es posible establecer una periodización diferente del anarquismo en Chile, que no se limita a su presencia orgánica o a las arremetidas represivas, sino que revela complejas dinámicas de funcionamiento interno del movimiento ácrata. Por ejemplo, respecto a las temáticas que les urgía difundir, destacan tres grandes elementos de interés para publicar: 1. ideológicos y de reflexión teórica anarquista 2. Relativos al sindicalismo y la organización gremial, y 3. Sobre coyunturas locales. Esta categorización no evita la existencia de notables excepciones, como los dos tomos de Poesías Ácratas o El cocinero naturista, aunque contribuye a establecer importantes puntos de comparación con lo sucedido con sus pares de otros países, donde destacaron tópicos como la sexualidad, la emancipación de la mujer, educación o el anticlericalismo (Domínguez 2017: 21-41) .

Primeros pasos: 1900- 1904

Los primeros años del 1900 trajeron consigo la consolidación del anarquismo entre los trabajadores de Chile, cuya expresión más concreta fue la proliferación de múltiples iniciativas editoriales-periódicos y folletos-, y el arraigo de esta ideología entre las organizaciones obreras. Publicaciones como La Campaña (1899-1902), La Ajitación (1899-1903), El Ácrata (1900-1901), El Siglo XX (1901) y La luz (1901- 1903)

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(Muñoz 2010: 181), corresponden sólo una muestra de los más de treinta publicaciones afines editadas entre 1898 y 1907 (Muñoz 2013: 17) .

Aparentemente, el primer folleto anarquista editado en Chile provino del inextricable Víctor Soto Román , aunque su pertenencia ideológica es difícil determinar con certeza, ya que la trayectoria política de este propagandista fue sumamente. Por ejemplo, mientras en 1901 desplegó activamente su pluma en el periódico anarquista La Campaña, hacia 1902 ya había retornado definitivamente al partido Democrático. Así, “su paso por las filas ácratas había sido breve, contradictorio y polémico” (Grez Toso 2007: 201) . Con todo, la publicación de este folleto parece remitir sin duda a su efímera militancia anarquista. Bajo el contingente título “La Cuestión Social”, el autor desarrolla “dos interesantes temas: “El principio de autoridad” i el “Derecho de propiedad”, base “a la actual sociedad capitalista”. Soto Román destacaba sobre su folleto el “estilo sencillo i original que lo hace comprensible a todas las inteligencias. Creemos demás recomendar su lectura, pues él se impondrá por si solo entre los que se interesan por conocer nuestros ideales” (El Ácrata, 6 de mayo del 1900). Este esfuerzo editorial fue forjado en el espacio cultural abierto en 1899 con la fundación del Ateneo Obrero de Santiago, que, entre otras actividades, se dedicaba al desarrollo de “veladas mensuales de arte y pensamiento”, representaciones teatrales y conferencias públicas. Una de estas disertaciones fue la que dio Soto Román en enero de 1900 llamada “El principio de autoridad” (El Ácrata, 1 de marzo del 1900). En este lugar confluyeron “junto a los ácratas personas de otras corrientes y sin partido”, siendo también la instancia que permitió el encuentro del autor con su prologuista y distribuidor, el anarquista Alejandro Escobar y Carvallo (Grez Toso 2007: 50) .

Posteriormente, durante la tensión generada entre 1901 y 1902 por querellas fronterizas entre los gobiernos de Chile y Argentina (Rama, C. y Cappelletti, Á. 1990: LXXXVI), las necesidades intelectuales de principio de siglo se centraron en atacar la noción de Patria, reivindicando el internacionalismo obrero. Además de lo escrito en la prensa del período (El Ácrata, julio del 1900), fue publicado en 1901 el folleto “Patria”, escrito por el filósofo libertario Agustín Hamon e impreso por la Casa Editorial “La Educación Libertaria”, cuyo principal impulsor fue Nicolás C. Orellana, director, además, del periódico La Campaña , “publicación quincenal de arte y propaganda social, editado en Santiago entre 1899 y 1901. La misma Casa Editorial sumaría a su catálogo un texto original de Nicolás C. Orellana llamado “1° de mayo”, que, junto al escrito de Hamon y “A los jóvenes” de Kropotkin, correspondían a los títulos más baratos que

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tenían disponibles, vendiéndose solo a 10 centavos. Mientras, la reedición de “Los males sociales, su único remedio”, por el médico Emilio Z. Arana, alcanzó el valor de 20 centavos (Hamon 1901) .

A estas publicaciones le siguió prontamente la reproducción del folleto “La Peste Relijiosa”, obra escrita por el anarquista Johan Most, y reeditada por el Centro de Ilustración “Amor i Libertad”, ubicado en Santiago, donde tuvo una participación destacada el zapatero Policarpo Solís Rojas (Tierra y Libertad, 2ª quincena de octubre 1904) .

El catálogo de folletos que manejó el periódico Jerminal!, hacia 1904, destaca dentro de la oferta escrita del anarquismo local por su carácter pionero en iniciativas originales. Además de los ya nombrados “Patria” y “La Peste Relijiosa”, se anunciaban “Hacia la redención humana. Productores, zánganos i parásitos” escrita por el zapatero Marcial Lisperguer R., y el compilatorio “Poesías Ácratas” a cargo del también zapatero Policarpo Solís Rojas (Jerminal!, julio de 1904). Ambos esfuerzos sobrepasaron los márgenes de la reproducción de ediciones extranjeras para presentar una propuesta autóctona y representativa del contexto de Chile a inicios del siglo XX.

Con el espíritu positivista de esa época, adoptado con entusiasmo por el anarquismo16, el autor del folleto “Hacia la redención humana” buscó denunciar a los zánganos y parásitos del trabajo obrero (Lisperguer 1904). Este texto, escrito para su divulgación, concibió a su remitente como un lector “hijo del pueblo, sin ilustración”, por lo que su mensaje fue presentado a rasgos generales, reiterando la idea principal para posicionarla a nivel social. “En estas composiciones, el “obrero consciente” suele dirigirse a sus compañeros para explicarles problemas ideológicos de difícil comprensión o para insistir en la necesidad de ingresar en el movimiento, de leer la prensa obrera, de educarse” (Lida 1970: 360). De este modo, les informaba a sus compañeros productores que la “Revolución Social no va contra vosotros ni contra el pueblo, sino que va única i esencialmente contra los Zánganos i los Parásitos que consumen i no producen, i son un obstáculo para la evolución” (Lisperguer 1904: 47) .

Por su parte, Poesías Ácratas se estructuró como un espacio de diálogo transfornterizo que abarcó, no sólo diversos autores del globo- con preponderancia latinoamericana-, sino que también respecto a las

16 Para la valoración del conocimiento científico por parte de los anarquistas en España ver Javier Navarro (2004: 147-198). Y para el caso de Argentina, Juan Suriano (2001: 37-41) .

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adscripciones ideológicas de muchos de los autores incluidos, “donde se encontraron bajo el mismo título definitorio, figuras ajenas a la Idea, como Víctor Hugo, Antonio Bórquez Solar, Eduardo de la Barra, Ricardo Fernández Montalva, José Santos Chocano, o Luis Emilio Recabarren. Algunos de ellos tuvieron estrechos vínculos partidistas o incluso fueron parte de delegaciones diplomáticas” (Poesías Ácratas 2017: 7). Con todo, las ediciones realizadas del volumen I y II, en 1904 -quedando inconclusa una tercera parte que sería “en prosa”-, por la Biblioteca Económica del Ateneo Obrero, dieron un espacio fundamental a los trabajadores ilustrados para poner en circulación sus pulsiones literarias. Como lo expone Manuel Lagos, “todo esto responde a una cuestión bien concreta: las necesidades, afinidades y gustos de los obreros eran variadas. (…) A la vez que miembros de sociedades de resistencia, de sociedades de socorros mutuos (…) tenían aficiones: teatro, literatura, etc.” (2014: 73) .

De todas maneras, el panorama organizativo en Chile a principios del siglo XX era aún bastante inestable , en cuanto se experimentaba una transición en las formas de lucha y agrupación obrera que aún no lograba consolidarse completamente. Hasta 1905 las sociedades de resistencia “duraban muy poco, debido a que muchos trabajadores las consideraban sólo para realizar huelgas” (DeShazo 2007:151). Este incipiente impulso experimentó una merma significativa a partir de 190517 con la muerte de algunas figuras pioneras del anarquismo “(Magno Espinosa, Esteban Caviedes, Agustín Saavedra, Juan Valdés), la partida de algunos conspicuos propagandistas (Luís Olea, Inocencio Lombardozzi) y la “fuga” de varios activos anarquistas al Partido Democrático y al espiritismo” (Muñoz 2013: 19). La violenta represión a las huelgas y protestas de Valparaíso en 1903, Santiago en 1905, Antofagasta durante febrero de 1906, llegó a su punto más macabro con la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique, en diciembre de 1907. A partir de este momento, el reflujo de las primeras organizaciones de trabajadores comenzó a hacerse sentir a nivel masivo. La persecución política hizo uso de la ley para cancelar reuniones y clausurar la publicación de periódicos obreros, acentuando los obstáculos para una rearticulación en los años siguientes (Grez Toso 2007: 134-137) .

17 De todas maneras, este esfuerzo editorial no se detuvo totalmente, ya hacia 1906 todavía se puede identificar la pervivencia de algunas publicaciones. Por ejemplo, la Unión Mártires del Trabajo de Zapateros de Valparaíso publicó “un folleo de 15 páginas” llamado la “Defensa contra la explotación capitalista”. Por su parte, ese mismo año el grupo El Oprimido ponía en circulación “El primer problema social” y “Emancipación Económica” (Lagos Mieres 2014: 235) .

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Nuevo aliento: 1911- 191

La voz anarquista volvió a irrumpir con fuerza en 1911. Ese año no solo adquirió notoriedad pública la Sociedad de Resistencia de Oficios Varios y el vocero ácrata La Protesta, acusados de la explosión de unas bombas en el Convento de los Padres Carmelitas Descalzos (Muñoz 2014: 18-19; Godoy 2014: 53) , sino que su presencia vino acompañada también de la edición de tres importantes folletos sobre la lucha obrera. La relación entre ambos procesos involucró además la reacción estatal, ya que las medidas adoptadas por este suceso buscaron debilitar particularmente la propaganda anarquista.

En esta etapa del movimiento anarquista se conformaron una veintena de publicaciones, con diferentes niveles de continuidad, tiraje e influencia. Fue la elaboración de esta estructura la que posibilitó el intercambio de opiniones respecto a la organización sindical, a pesar de los pocos escritos abocados al tema. Un espacio de expresión sumamente inestable, debido a la fugacidad de muchas de estas iniciativas.

En 1911 fue editado por la Biblioteca Luz y Vida el folleto “Trabajador, no votes; Soldado, no mates” de E. Girault (29 páginas), que, además de atacar la vía del voto por reproducir situaciones de privilegio, recomendaba un arma “mucho más poderosa… ¡La Huelga General!”. El mismo año se anunciaba en el anverso del folleto que el texto “Bases sobre el sindicalismo” (sin autor especificado), se encontraba “en prensa” (Girault 1911). Igualmente, y en la misma imprenta, sería editado “La influencia de la lucha sindicalista”, escrito por el pintor Ramón Muñoz, integrante del Grupo La Protesta (Lagos Mieres 2014: 236). Un tiempo después, bajo la pluma del destacado agitador Julio Rebosio, veía la luz, por medio de Editorial La Batalla, “Nociones del Sindicalismo Revolucionario” (Lagos Mieres 2014: 197)18 .

El contexto de incipiente reorganización que siguió al bieno 1913-1914 mostró no sólo la consolidación de nuevas organizaciones en resistencia, como la Unión de Zapateros y Ramos Anexos fundada en Antofagasta en marzo de 1914 (El Martillo, mayo de 1914), sino que además expresó una mayor clarificación teórica, vinculada a la necesidad de fortalecer ideológicamente estas agrupaciones. El secretario general de la Federación Obrera Metalúrgica, fundada en Valparaíso en 1915, M. Oyarzún, se refería a este objetivo escribiendo:

Convencidos estamos que las organizaciones sindicalistas no tendrán nunca vida segura, ni tampoco serán capaces de conquistar sus mejoras

18 Lamentablemente no hemos podido dar con ninguna de estas publicaciones, por lo que su contenido sigue siendo desconocido.

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económicas, si sus componentes carecen de los más elementales conocimientos de organización sindical revolucionaria, si sus componentes vejetan [sic] en la más oscura ignorancia; si su cerebro carece de una idea renovadora, si su mentalidad no está inspirada por un soplo de idealismo que les conforte el espíritu y les temple el corazón para tener un carácter y una voluntad indomable (La Batatlla, 1ª quincena de marzo de 1915) .

Por su parte, desde 1915, actuó en Iquique el Centro Anárquico La Brecha, cuyos principales promotores fueron Celedonio Enrique Arena y el incansable Rebosio (Muñoz 2012). Desde este espacio se generaron periódicos, folletos, conferencias, polémicas públicas, giras, y apoyo a grupos teatrales, conformando un núcleo destacado en la difusión de la cultura anarquista que tendría un rol fundamental en los años siguientes.

Pero, en lo inmediato, el contexto se avecinaba sumamente complejo. Las difíciles condiciones de vida del período se vieron agravadas por “las consecuencias que provocaba a Primera Guerra Mundial sobre la economía nacional, especialmente en la industria del salitre” (Grez Toso 2007: 263). Las protestas que generó la carestía de vida, por ejemplo, de parte de la Liga de Arrendatarios y la Confederación General del Trabajo, donde los anarquistas tenían una activa presencia, fueron vistas con suma preocupación por la autoridad política, quienes no dudaron en desplegar todo su arsenal represivo. El promisorio horizonte de organización que se abría para el anarquismo fue golpeado con la detención de Arenas y Rebosio, quienes en mayo de 1916 “estuvieron 40 días en prisión por discursos considerados subversivos” (Muñoz 2014 :68). Igualmente, el despliegue reflexivo del movimiento anarquista fue breve, complicándose para 1916 a raíz de la desaparición de tres importantes publicaciones, La Protesta, El Productor, y La Batalla (Jerminar, junio de 1916), que sirvieron como espacio de encuentro y difusión del pensamiento obrero.

Época dorada: 1917-192 6

De acuerdo a Manuel Lagos, “la masificación de la cultura anarquía vía material impreso” se “intensificaría como nunca antes (…) a partir de 1918 (…) generándose una serie de grupos especializados en la propaganda de edición de material “subversivo”, acompañado de la proliferación de una diversidad de grupos de afinidad que se abocarían igualmente a su distribución. Ello, sin duda, iba de la mano con el incremento en la sociabilidad obrera y la germinación de nuevos grupos de propaganda y sindicatos” (Lagos Mieres 2014: 237) .

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La fundación de la Industrial Workers of the World en diciembre de1919 dotó de una infraestructura de apoyo a una serie de publicaciones que surgieron al alero de los principios industrialistas. Del mismo modo, los “núcleos específicos” del anarquismo manifestaron un aumento significativo de sus espacios culturales y medios de propaganda. Según plantea Ignacio Bastías: “entre 1921 y 1923 el movimiento específicamente anarquista vivió un espectacular crecimiento” (Bastías 2007: 37). Estas iniciativas se caracterizaron por contar con imprentas propias, lo cual les otorgaba un amplio margen de autonomía, sosteniendo una diversa producción de material editado localmente. Editoriales como LUX, La Batalla, Luz y Libertad, Más Allá, etc., configuraron un panorama variado y numeroso en su oferta de títulos.

Así, el anarquismo como ideología comenzó a ser difundido de forma más explícita en las páginas de sus voceros, abocándose a reflexionar en torno a su significado a través de la proliferación de escritos sobre el tema. Por ejemplo, entre 1915 y 1927, se estableció un panteón de nombres recurrentes que circularon profusamente en ediciones locales e importadas, tales como los “clásicos” Proudhon, Bakunin, Kropotkin, Malatesta, Reclus, Tolstoi, Hamon y Zola, a los que se sumaban teóricos de más reciente publicación como Fauré, Fabbri, González Pacheco, Mella y Rudolf Rocker (Muñoz 2014: 26) .

El mismo 1918, en sus primeros meses, la Agrupación La Batalla, que actuaba entonces en Santiago, publicó el “folleto antielectoral “Lo que oyó y dijo Juan Pueblo”, descrito en el periódico El Surco como “un acopio de argumentación aplastante para los que creen sinceramente en la virtualidad de los poderes constitutivos, tomando la política como un medio de emancipación social” (Muñoz 2009: 18) .

Entre las iniciativas de propaganda ligadas al anarquismo, editorial LUX destaca por su dinámica actividad, publicando, entre 1920 y 1925, alrededor de 20 títulos diferentes (Muñoz 2014: 54). Surgida en el agitado contexto de fines de la década de 1910 e inicios de 1920, en el “período de oro” del movimiento sindical y anarquista en Chile, en palabras de uno de sus protagonistas, el zapatero Luis Heredia (Heredia 1935: 24), editorial LUX fue apoyada por la sección local de la IWW, de tendencia libertaria, a partir de la coordinación que realizaba entre ambas instancias Luis Armando Triviño (Muñoz 2013: 109 y 245)19 .

19 En las Notas al “Viaje libertario” de M. Nettlau, aparecidas en Reconstruir 77, páginas 43-44, se presenta a una tal “Libertaria Luisa Soto” como animadora de LUX, sin embargo, dicho nombre correspondería, según Víctor Muñoz, a uno de los muchos seudónimos utilizados por Triviño en su accionar propagandista (Muñoz 2009: 21) .

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Entre sus publicaciones se encuentran “El Cancionero Revolucionario”, a cargo del militante de la IWW Armando Triviño; “Voces de Liberación”, recopilación en formato folleto de artículos de destacadas revolucionarias como Emma Goldman, María Álvarez e Isolina Bórquez; el ya clásico “Entre Campesinos” de Errico Malatesta, “la más sencilla exposición del comunismo libertario que se ha escrito y que está al alcance de todas las inteligencias y culturas”; y “El sindicalismo libertario”, compuesto por dos conferencias realizadas por Ángel Pestaña y Salvador Seguí, en donde, según los mismos editores, se abordaba el tema de “los sindicatos únicos de España”, buscando, de este modo, “resolver el problema de la organización obrera por industrias” (Lagos Mieres 2014: 238). También se publicó el texto de Angelina Arratia, “El Comunismo en América”. A pesar de que fue destacado, por la propia editorial, el esfuerzo intelectual de una “mujer chilena” que no se resignaba ni al lujo aristocrático, ni a la desidia del “pueblo”, Arratia, “quien a veces firmaba como Luisa o Susana”, venía de Perú. En su paso por Chile, donde residió en Iquique y Santiago, dictó “varias conferencias en el local de la Federación de Obreros de Imprenta y en el local de la IWW”, colaborando también como articulista en Acción Directa (Lagos Mieres 2017: 236; Guzzo 2014: 19). Los escritos que conforman “El Comunismo en América” (Arratia 1923) , presentados por su autora en una serie de conferencias, sentenciaban que la humanidad se mueve por “un ideal” que busca lograr alcanzar el “máximo nivel de libertad”. Igualmente, se reeditó “Rebeldías Líricas”, en conmemoración del “estudiante (José Domingo) Gómez Rojas que asesinaron los verdugos de la burguesía por sus ideas emancipadoras”. Dicha edición contenía “una selección de las arengas de Rebeldías Líricas, su único libro que publicara en 1913, una selección de los poemas que public ara después, incluso un fragmento del Poema Hereje, y casi todas las poesías que escribiera en la cárcel” (Lagos Mieres 2014: 238) .

Dentro de los textos producidos por anarquistas locales destacan los folletos de orientación ideológica “Mi palabra anarquista”, escrito por el profesor Manuel Márquez, y “Arengas” de Luis Armando Triviño. En estas publicaciones se mezclan relaciones históricas con elucubraciones filosóficas respecto al trabajo, la organización y la revolución.

El texto de Manuel Márquez, Mi palabra anarquista, se enfoca en la difusión ideológica, presentando la versión del autor sobre el ateísmo, la ley, el militarismo, las clases sociales, el ser humano, la justicia, etc. Ya que su fin era la propaganda, Márquez se propuso exponer sus argumentos de forma sencilla, “que desciende a veces a la simplicidad”, para lograr su mayor arraigo en “los cerebros rudos”. Pero, además,

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